Por
Alfredo Ballester Parra.
Eligiendo entre muchos recuerdos.
Se dice que la historia no es como fue, sino como uno
la recuerde, husmeando en estos días por Internet en diferentes blog sobre
Guantánamo he visto algunos realmente disparatados, sublimes, lánguidos, románticos, no reales, falto de honestidad de aquella sociedad en la que nos tocó vivir;
me recuerda la película La máquina del tiempo, en que el protagonista llega aquel lugar del tiempo de que todos eran bonitos, felices, blancos, rubios,
ligeritos de ropas de color
blanca, color de la inocencia,
esbeltos, buenos mozos, pero que había unos feos, bajitos, prietos de
piel y malos; vivían en la profundidad
de la tierra que se comían a los
bonitos o en la literatura universal Cándido
o el optimismo, vaya que todo estaba bien, un mundo feliz perfecto, de
maravilla, todo OK.
No sé con qué
ojos esta gente, los que hacen los blog
habrán visto aquella sociedad de color de rosas, hay cosas
verdaderamente por no llamarle de
otra manera, risibles, sobre el franco norteamericano, cómo estos buenos
muchachos venían al pueblo a gastar su
paga, también sobre la educación, la salud , yo me pregunto en qué mundo vivían
estos bloqueros. Si te fue bien,
ok, pero no metas a todos en tu jaba.
El país de
nacimiento puede ser en algunos solo un mito,
la Patria es donde se crean
los recuerdos de tu infancia, de los que se fueron, los juegos, los amigos, las
novias, los olores, la música, las penas, las reprimendas, puede más el
ambiente que la ascendencia, el paso del tiempo tiende a idealizar un poco los recuerdos,
hombre, pero no tanto, como dicen los
mejicanos, no hay derecho.
Algunos quieren vender una imagen idílica, falsa, ignorando la realidad de lo que se vivía, de
cómo fue aquello para la mayoría, nadie está obligado a pensar como uno, pero
por favor seamos honestos con ustedes mismos y con los demás, respeten los
recuerdos de muchos, no todo fue
malo, pero no hay que exagerar.
A la luz de
hoy, con más experiencias, entiendo más
a mis semejantes, los hombres son hijos
de su tiempo, es injusto medirlos a todos con la vara de hoy. Hubo autoridades
civiles que hicieron por la población, por qué ser tan radicales con las prostitutas de aquellos
tiempos, cuando conocemos el origen económico social de este fenómeno o las
mujeres que iban a bailar a la
Base Naval, las féminas aquellas no son las de ahora. En mi
pueblo recuerdo muy pocas mujeres
médicos o de otras profesiones. Estos breves y pequeños recuerdos esparcidos
como gotas de lluvia, al juntarse han
formado un torrente de recuerdo de mi ciudad.
BASADA EN UNA
HISTORIA DE LA VIDA REAL
Fue el Presidente
Ramón Grau San Martín en 1944-48, empedernido solterón, ex profesor de Fisiología de la Universidad de La Habana, con fama de buen
médico, de cara alargada, hablar pausado, un poco amanerado, escribió varios
libros de investigaciones científicas de su especialidad y era practicante de esgrima, en que la población forjo más esperanzas en mi niñez.
La mujer cubana no tenía derecho a votar por sus
gobernantes, absurdo e increíble. Él tenía
un eslogan que decía: ¡Las
mujeres mandan¡. Este presidente les dio tal derecho, al final fue igual a
todos. En su mandato proliferó el pandillerismo gansteril y la corrupción, sobre todo de parte de su
cuñada Paulina Alsina viuda de Grau, la que actuaba como primera dama de la República.
Pero fue el que realizó un masivo plan constructivo, el 80-85% del sistema de abasto de agua, alcantarillado y
pavimentación de las calles con la
pavimentación de trescientas sesenta cuadras de mi pueblo, aunque no todas
quedaron concluidas; otras se terminan en la alcaldía de Fermín Morales. Se arregló
la calle Luz Caballero, hasta el 6 Sur y la calle 4 Sur y se conecta esta al sistema de
alcantarillado, también parte del
alumbrado público y los edificios de la
alcaldía.
Los trabajos
fueron por Obras Publicas, claro que robaron. Aquello fue una novedad,
caminábamos por las calles para sentir el asfalto en los zapatos, esta
sensación la he sentido dos veces, esa
vez y en la entrada a Santiago de Cuba
el 2 de enero de 1959.
También se comenzó y concluyó una obra
para el desagüe de parte de la
ciudad, en lo que hoy se conoce por La Avenida, le llamábamos el
Arroyo, el que era parte un arroyo natural y aguas albañales, debajo de la calle existe una armazón prefabricada de
concreto inmensa que desagua al río Guaso cerca de la estación de Caimanera; no sé cuántas veces correteamos aquel lugar, buscando ahogados luego de lluvias intensas o solo por
el gusto aventurero de hacerlo.
Luego vinieron
las construcción de las aceras, creo fue
el alcalde Guerra, con la consigna de ´´Guantánamo, Ciudad Jardín´´. Se dejó espacio para la
siembra de plantas ornamentales. Los
municipios guantanameros y Santiago de Cuba estaban conectados con
Guantánamo con terraplenes y
caminos los que eran intransitables en
periodos de lluvia; en dirección a
Santiago la subida del río Belleza
en época de lluvias era imposible
para un auto a Baracoa, solo se podía viajar en barco o avión.
La carretera a Baracoa, ciudad aislada del resto de
la isla, era un clamor popular, con una longitud de 160 km llamada la Vía Azul, partiría de
Guantánamo, pasaría por Maqueicito, Glorieta, donde enlaza el ramal
con la Base Naval
norteamericana, Yateritas, San Antonio del Sur, Cajobabo, Sabanilla y Baracoa.
Desde el año 1944 hasta 1958 solo se
le habían hecho algunos terraplenes y alcantarillado con falsas promesas y robo
de los presupuestos, se terminó por la Revolución.
Otro reclamó fue la Vía Mulata que
enlazaría la zona montañosa de
Guantánamo, Jamaica, Felicidad y llegaría a Baracoa, permitiría la exportación de muchos productos
agrícolas, esto solo llegó a un proyecto.
La carretera a Caimanera fue otro reclamo de la
población por los beneficios que daría a
la zona, se venía luchando a través de un patronato desde el año 1917, se concluyó
luego de la emisión de bonos, falsas promesas y robos.
La carretera al poblado de Jamaica de 8 km asfaltada se terminó en
el año 1957. Todas estas obras eran la misma escena, se aprobaba un presupuesto, se lo robaban, paralizaban la obra luego de
haber construido algún puente u obra de fábrica, el mismo cuento de nunca acabar.
Otro proyecto que quedó también en el aire fue la
carretera a Realengo 18, importante zona agrícola en las montañas.
Los Centrales Azucareros eran Baltony, Ermita y Soledad, en manos norteamericanas. La Esperanza, Isabel, Los Caño, Romelie, San Antonio Arredo, cubanos y Santa Cecilia
estaba descontinuado.
Las compañías eran la Guantánamo Sugar Company,
la Compañía
Azucarera Yateras, Compañía Azucarera Oriental, todas sociedades
anónimas con un total de 37 375,6 ha de caña, que producían cerca de un millón de sacos de
azúcar de 325 lb
cada uno y empleaban un promedio de 2 000 trabajadores, tanto agrícolas como industriales, en cada
central azucarero.
Nuestras montañas estaban llenas de hermosos cafetales
que producían más de 200 000 quintales por cosechas, estas zonas eran Baracoa, Yateras, Monte Rus,
Casimba, Maisí. Los principales terratenientes cafetaleros eran Ramón Mola en
la zona de Yateras y la compañía comercial Agrícola de José Casal S.A. con
grandes propiedades en la Lima, en Tiguabos, Santo
Domingo y Jagueyón y los grandes almacenistas que controlaban su exportación
como Soler y Compañía y Ramón Canseco; en la cosecha del grano participaban más
de 20 000 obreros agrícolas, los que también lo hacían en la zafra azucarera.
El pago o salario por lata de café recogida era bajo, 29 centavos, además nunca veían el dinero pues lo que se le entregaba al obrero era un
vale de crédito para comprar los alimentos
en la tienda propiedad del mismo dueño del cafetal, estos siempre quedaban
debiendo. Esta práctica estaba prohibida por una ley de 1909 que se
incumplía con la venia de las autoridades.
Como botín de la guerra Hispano-Cubana-Americana de
1898, los Estados Unidos de Norteamérica ocuparon en 1903 118 km2 de
terreno circundante de la bahía de Guantánamo, una de las mejores del mundo,
que fue transformada en Base Naval. Este
enclave militar fue una desgracia para
nosotros con la imagen de
estabilidad económica, pues crea unos 2 500 empleos a tiempo completo en tiempos de paz, y mucho
más, cerca de 10 000 durante periodos de
conflictos mundiales, convirtiéndola en la espina dorsal de la economía
local, y por ende en un mal que teníamos
que soportar.
Teníamos el prostíbulo más grande del país, la
llegada al pueblo y al poblado de Caimanera de aquel ganado prepotente con
uniformes en buscas de placeres, las drogas, el juego, la
violencia, enfermedades de trasmisión sexual, los asesinatos, el proxenetismo,
sobornos, el vandalismo, ebrios de sexo y alcohol, los desmanes de esa gente teníamos que soportarlos
según las autoridades; las fuerzas vivas
de la ciudad manifestaban, alegaban,
pregonaban, aseveraban que teníamos que
aguantarlos por los beneficios que dejaban
de dos millones de dólares mensuales.
El territorio
de Guantánamo con una población de 224 464
habitantes que se agrupaba en las
poblaciones de Guantánamo, Baracoa, Caimanera y Felicidad de Yateras, de ellos en el sector urbano habían 128 943, no vivía solo de la Base Naval, la región
producía un millón quinientos mil sacos de azúcar, ochocientos mil litros de mieles, era el primer productor de café y sal,
y tenía un notable desarrollo en otros renglones productivos.
No recuerdo
que nunca se haya procesado jurídicamente
a un yanqui por ninguna causa, ni siquiera por asesinato, y de que los
hubo, los hubo. Un ejemplo imborrable
fue el asesinato del obrero cubano Lino Rodríguez
Grenot (Chicle) en 1940, cuando abordó una de las lanchas que transportaba los
obreros de la Base Naval, llevado por la desesperación
del desempleo, fue golpeado brutalmente
y lanzado al agua. El pueblo protestó enérgicamente, pero como el asesinato fue
cometido por los “amos” en la persona de un negro pobre cubano, no tuvo mayores
consecuencias
Teníamos dos puertos importantes: Boquerón y el de
Baracoa, en el primero embarcaba el azúcar de los centrales azucareros y otros
frutos del territorio circundante y de la zona de Yateras.
El tráfico de cabotaje y pasajeros estaba en mano de dos compañías marítima: la
compañía Marítima de Caimanera y la Marítima Guantánamo
S.A.
Guantánamo es una ciudad que está en un llano,
dividida en cuatro partes: norte, sur, este y oeste, no existían casas que pudieran catalogarse
como mansiones, las mejores viviendas de ladrillos y algunas de placas
pertenecían a la pequeña burguesía, el resto de madera y techos de zinc, en el
campo los conocidos bohíos de guano y yaguas.
La población
de mi pueblo era un mosaico de nacionalidades, con un sincretismo de hábitos y cultura sui
géneris, derivada de la presencia de inmigrantes españoles, caribeños de cada
una de sus islas, italianos, alemanes, ingleses, norteamericanos, suizos,
libaneses, franceses, polacos, pakistaníes, chinos, hindúes, sirios, mejicanos,
canadienses, palestinos y puertorriqueños. Esclavos africanos,
colonos franceses y catalanes, negros haitianos, descendientes de aborígenes,
criollos, asiáticos, conforman la
población guantanamera, una mescolanza conocida como mestizaje, una singular
aleación que nos distingue e identifica.
Inicialmente
se llamó Santa Catalina del Saltadero, luego cambio el nombre, Santa Catalina.
El terreno para su posterior construcción fue donado por la Sociedad de Catalanes del
Comercio "Precios, Vida y Cía.", en 1831. El representante de
esa entidad, José Rafart, lo ofreció
con dos objetivos básicos: realizar transacciones económicas dentro de ellas para
la venta de esclavos y los productos del campo y tener un espacio para
las operaciones del cuerpo de voluntario español. Se delinearon calles y se construyeron
las primeras casas, surgiendo así el pueblo.
La Corona Española le
otorgó el título de "villa" en el año 1870. Durante toda la
etapa colonial no se pavimentó ningún pedazo de la misma. Solo se construyó la
base destinada a la estatua de Isabel II.
El alcalde Manuel Medrano lo
pavimentó con un hormigón rojizo, y le construyó una pérgola que fue destruida
más tarde para colocarse un busto de José Martí.
Su nombre
aborigen fue Guatanavó proveniente de la acepción Arauca “río de la tierra”. Guantánamo, tierra por donde nace el sol, la que marca el
uso del horario, donde se encuentra la
región más árida y más lluviosa del archipiélago, entre los años 1952-1958 tenía una extensión
territorial de 7 228 km2 , aproximadamente un 70% de este territorio es
zona montañosa propicia el cultivo del
café, sus principales núcleos poblacionales eran Guantánamo, Baracoa, Jamaica, Felicidad de
Yateras, Caimanera y los bateyes de los centrales azucareros.
Es donde
existe la única frontera que Cuba padece. Acogió muchos refugiados franceses
procedentes de la rebelión de esclavos de La Española, que se
asentaron en la zona. La influencia francesa se refleja en la arquitectura.
Tuvimos la suerte que José de Jesús Lecticio Salcines
Morlote naciera en Guantánamo el l7 de
mayo de 1889, al que le debemos los
edificios más emblemáticos bellos y
fuertes de la ciudad, me referiré brevemente sobre este hombre. Matricula en la Universidad de La Habana la carrera de
Arquitectura vinculada entonces a la Ingeniería Eléctrica
y Civil, lo que le permitió en 1914 y 1919 realizar obras monumentales
eclécticas como: Palacio
Salcines (residencia particular), la bonita Plaza del Mercado, el
edificio de la Guantánamo Sugar Company y
el Colegio “Sagrado Corazón de Jesús” de los hermanos La Salle.
Además el
aprovechamiento hidráulico del río Yateras con fines sociales y a partir del
mismo se construye el primer acueducto para la Base Naval. Proyectó el diseño del Ayuntamiento de Guantánamo en 1910,
ubicado en los terrenos del antiguo Mercado de Abasto, con fachada de estilo ecléctica, la construcción
se ejecutó entre 1934 y 1951. Dedica al estilo art-decó entre las que se encuentran
la Casa Parroquial
o Curato y el Hotel Roosevelt, cuyo dueño Muerto Vivo, llamado así, decían
por haber ganado un dinero en juegos de azar. En 1974 fallece José de Jesús
Lecticio Salcines Morlote, después de 85 años dedicado al desarrollo y
bienestar de su ciudad natal y su país.
Después de los emigrantes españoles, como hemos dicho, vinieron también antillanos, jamaicanos, y
negros de habla inglesa o francesa procedentes de Nassau, Barbados, Dominica, y
otras islas del Caribe, que generalmente trabajaban en la Base Naval
norteamericana, los jamaiquinos llegaron
a constituir el diez por ciento de su fuerza laboral.
Los árabes (moros), libaneses, judíos (israelitas),
tenían una buena parte de los grandes comercios de ropa y las quincallerías.
Los polacos, las joyerías. La colonia china
tenía varias sociedades. El partido nacionalista chino Kun Min Tang, la
sociedad Hog Yin Kon Sol, la sociedad Chee Kung Tong muchas
bodegas, fondas, pescaderías en la Plaza del Mercado, además puestos de hortalizas, venta en las
calles de pasteles y algunos hoteles de mala muerte. En el lindero de la zona
de tolerancia, Hotel El Federal, frente
a otro también de asiáticos La
Gran Vía, en la calle
Moncada; otros de más categorías como el hotel Venus en la calle los Maceos, la fonda La Paz en Crombet,
que también era posada.
Cada grupo étnico tenía por lo regular sus sociedades
mutualistas y existía algún que otro
fumadero de opio. Muchos haitianos, que
no tenían sociedades ni nadie que los protegiera, realizaban las tareas
agrícolas como el corte de caña, vivían hacinados en barracones sucios y
malolientes de los centrales azucareros o se internaban en las montañas como colonos,
donde eran explotados, muchas veces vivían solos.
Las familias
norteamericanas se dividían entre las del ferrocarril y las de los militares de
la Base, que
transitoriamente vivían en el pueblo, casi siempre en casas de huéspedes de
familias que se dedicaban a alquilar habitaciones solo a norteamericanos, y la
de los yanquis del país, empleados de la Guantánamo Sugar
Company, su edificio estaba en la calle
Pinto y Los Maceos era la dirección
general de las fábricas de azúcar, o sea los centrales azucareros.
Los del
ferrocarril Guantánamo-Caimanera vivían en grandes casas pertenecientes a la
empresa, sus relaciones eran sólo con las familias norteamericanas de los
centrales azucareros; estos habitaban en barrios especiales en los bateyes que
eran destinados para los altos empleados.
Los grandes almacenistas y dueños de tiendas grandes
de víveres, ferreterías, panaderías, eran
generalmente españoles, había
muchos catalanes, ya con familias nacidas en el país, además de muchos
otros españoles pero sin la suerte de estos, eran
colonos, aparceros, arrendatarios, trabajadores agrícolas, de minas,
todos laboriosos. Muchos latifundistas cafetaleros eran gallegos, las montañas
estaban llenas de ellos, por cierto, generalmente existe la idea de que los
primeros emigrantes fueron de Galicia, la verdad es que los españoles que
primero llegaron a Cuba fueron de Andalucía e Islas Canaria, luego los
gallegos, asturianos y catalanes.
Los garajes y
ventas de accesorios para automóviles estaban en manos de cubanos, el de Manolo
cuatro ojos en carretera, el de mi padre Ballester frente al parque 24, el de
Rogelio la Rosa al lado del cine Oriente, el de La Viuda en San Justo, el del
padre de Asdrúbal López en la piquera del suizo, uno grande nuevo en los Maceos, el que no recuerdo el nombre creo
de Obrey; también existían
servicentros en la calle Los Maceos, el
de Muñiz, también los talleres de mecánicas el de Bil Santana, el de mi tío
Armando en Agramonte, en la esquina estaba el comercio de ropa del moro Elías Calles, padre de
una morita bonita, talleres
de tornería uno en Carretera
de Angelito Martínez donde el luego General de Brigada Chueg
Colas trabajaba como tornero.
Teníamos como periódico LA VOZ DEL PUEBLO, de Vázquez
Savón, de tendencia pequeño burguesa, el
NACIONALISTA un boletín ferroviario
en revistas, LUZ, revista literaria dirigida por la poetisa y
educadora Doña María Beltrán de Monte de Oca, esta
era de la escuela americana, otro pequeño periódico EL VIGILANTE, este lo recuerdo muy bien pues allí se publicó
la defunción de mi madre, una revista
mensual VOCERO ESTUDIANTIL órgano de la 2da enseñanza dirigida por Onil Fuentes. Muchas escuelas y
organizaciones tenían publicaciones
mensuales confeccionadas en mimeógrafo, recuerdo que en los Rover Scout
teníamos una mensual donde el que
subscribe era el director apoyado por el señor Fabré de la sociedad cultural Mariana Grajales para gente de color (así lo decían en esa
época) que estaba en la calle Martí entre Pinto y Bernabé Varona; también llegaba la prensa nacional el Mundo,
El País, el Diario de la Marina,
todos de tendencia burguesa y el
periódico La calle, el agente mi vecino Félix
Mendoza, el que en la lucha contra la tiranía fue salvajemente torturado.
Divididos en escalas sociales, los blancos pobres que
no tenían sociedades, sólo derecho a bares y prostíbulos y no a todos, pues los
de categoría tenían sus preferencias, muchos vivían en las orillas y barrios
marginales, en casas miserables, con proles numerosas, bares ruidosos como El Platanar de Bartolo,
en el 13 Norte.
Los blancos de clase media, empleados de oficinas,
pequeños comerciantes, que tenían derecho a sociedades como La Colonia Española,
el Block Catalán y el Club de Leones, también muchos eran empleados de la Base Naval. Los
blancos ricos iban a la Unión
Club y al Rotario, en estos dos últimos lugares se jugaba a veces fuerte sumas de dinero, para ellos era necesario ser socio de familia de
abolengo, con dinero, blanco y buena posición social.
El juego de la
bolita, la charada, era para el
resto de la población; tiraban la bolita
de Venezuela y de Santo Domingo, por
esos números se ganaban o se perdían
aquí.
Los negros
estaban divididos también en las gamas de colores que marcaba el dinero, el
único que no tenía sociedad por el color de la piel era el jabao. Había
sociedades solo para mulatos, como “El Siglo XX”, aunque yo bailaba allí nunca me dijeron nada, “La Nueva Era“; para negros;
el negro prieto tenía el “Club Moncada”, todo esto dependía de la posición
económica además el linaje de la familia.
Decenas de logias, mi padre era maestro masón en una
de ellas. Estaban presentes todas las religiones además de las Iglesias
Episcopal y Evangelista. Teníamos la histórica iglesia Católica de Santa
Catalina de Rizzis en el Parque Martí, la que fue totalmente renovada en su
interior. En la calle Paseo estaba la Iglesia Católica La Milagrosa, que en su
tiempo batió todos los records de arquitectura. Esta tenía la casa de los
sacerdotes adyacente al edificio de la
Iglesia, los sacerdotes de la Iglesia Santa Catalina de Rizzis vivían en El
Curato, casa parroquial vivienda de dos plantas en Pedro A. Pérez esquina a Carretera. Allí me bautizaron, tendría como 6-7 años, mi padrino Armando Giral y su hija.
Iglesia, los sacerdotes de la Iglesia Santa Catalina de Rizzis vivían en El
Curato, casa parroquial vivienda de dos plantas en Pedro A. Pérez esquina a Carretera. Allí me bautizaron, tendría como 6-7 años, mi padrino Armando Giral y su hija.
En el patio
de la casa parroquial donde estuvo la
estación de bomberos, no sé si la situaron allí provisional, pues es donde la recuerdo, luego la vi al
lado de la cárcel en la calle Martí donde me imagino siempre estuvo. Recuerdo
cuando sacaron del patio del garaje de mi padre aquel viejo carro de vapor, un
tanque de bombero llamado LA ATREVIDA, que databa de 1912 y lo situaron como reliquia
al lado de la cárcel en la estación de
bomberos.
Al lado del Curato,
en Pedro A. Pérez, existía un inmenso patio, allí hacían muchas tómbolas con todo tipos de juegos, para recaudar fondos para la Iglesia. Al lado también estaba el kiosco de Armando, célebre por la forma que planchaba las piernas de
puercos con una hoja de muelle de
auto y azúcar negra, le llamaban con el pan emparedados de pierna.
Otras eran la Iglesias Pentecostal,
Bautista, Adventistas, también los centros espiritistas, la Tumba Francesa, a
la que mi abuela Senda me llevaba, allí
tenía varias amigas. La Tumba
francesa es el resultado de la obligada emigración de los colonos franceses y
sus dotaciones de esclavos. Al llegar a Cuba los emigrados continuaron desarrollando tales prácticas.
Los esclavos asumieron el “francés” – y no el español – como lengua de
comunicación y adquirieron de sus amos comportamientos sociales y culturales
que nada tenían que ver con España ni con lo que ocurría en la isla en esa época. En
los siglos XIX y XX, ésta salió de los cafetales orientales para trascender en
sociedades herederas de los cantos en francés, creole y español.
El parque
Martí, que era el principal, tenía fama al nivel nacional, por su
arquitectura y diseño, tenía una sección
dedicada a las madres, con un busto representativo de mármol blanco diseñado y
creado por una famosa escultora. Estaba situado al costado de la iglesia, también
poseía un monumento de mármol blanco como estatua del General Pedro A .Pérez (Periquito). Era costumbre ir a pasear en este parque,
principalmente en las tardes y noches, verse al salir de la iglesia con los amigos y amigas, o caminar a lo largo
de su rotonda ovalada de granito. Otros solo se paraban al lado de esta para
ver pasar las muchachas bonitas. También los varones hacían una marcha contraria a las de las
hembras y al pasar las miradas hablaban.
El parque
tenía tres arcos gigantes en tres diferentes escalas, estos sobre el escenario
donde tocaba la Banda
de Música Municipal varias veces por semana, y frente al cual había una fuente
adornada con rosas de barro bancos y asientos también de granito estaban situados
a todo lo largo del parque. Recuerdo cuando construyeron la concha del Martí y a su inauguración por primera vez
vinieron de la Base Naval militares en una misión cultural, fue un grupo
musical que tocó esa noche, lo que nos resultó tan extraño, pues estábamos
acondicionado que ver americano en la
ciudad, eran gente borrachos bronqueros con sus prepotencias.
Como antecedente histórico en este parque tocó una banda
militar norteamericana cedida por el almirante
Higginson y el comandante Mc
Kalla del crucero ´´Marble Head´´ el 12 de febrero de 1902. Fue significativo
también cuando la banda municipal guantanamera dejó de tocar las marchas largas
y cansonas y para amenizar las retreta tocaban danzones, paso doble y otras piezas populares con el aplauso de todos los asistentes; esta banda le debe mucho al
entonces Alcalde Emilio Bustillo, este viaja a Santiago de
Cuba y trae al maestro Rafael Iniciarte Ruiz
capitán del Ejército Libertador, director de la Banda de Concierto de Música
del General José Maceo Grajales, de la Banda de Música de Santiago
de Cuba y de Manzanillo, con él se logró elevar el nivel técnico de los músicos
y la buena calidad en el montaje de los números musicales.
Se cerraba la
noche de los fines de semana en la barra del Monte Carlos frente al parque para tomar soda o Coca Cola con limón, otros con más poder adquisitivo en el club
Arizona o Nevada, uno de ellos creó el
Nevada detrás de la iglesia.
Por el día, en
una de la esquina del parque, se
reunían cerca de sesenta muchachos
limpia botas con sus cajoncitos, entre clientes y clientes el tiempo
lo mataban jugando dinero a los
números de los vehículos que pasaban nones o pares.
El parque 24
de febrero, el parque de mi infancia, fue
la primera plaza de la ciudad, no
tuvo suerte de sobrevivir, lo desbarataron, fue un lugar bello lleno de
árboles grandes llamados Higuito, donde se reunían los fines de semanas los
criadores de canarios y otras aves cantoras estaba llenos de adoquines, un
busto de nuestro apóstol y en una urna de cristal los zapaticos de rosas y solo
quedó un gran terreno para circos y caballitos. Originalmente este parque tenía muchos árboles
y pasarelas, con bancos (asientos) donde las personas se iban a recrear en las
sombras. Después de ser explanada para los circos
lo convirtieron en un lugar de
recreo para los niños (sobre los
circo en Guantánamo dedico un
espacio en el Blog). Luego movieron los circos a la plazoleta que estaba en los
terrenos de la Estación
de Ferrocarril del Norte, frente a la
Aduna donde también
trajeron al Coney Island y sus atracciones.
No es hasta inicios de la pasada centuria, en el
período republicano, cuando el mayor general Pedro Agustín Pérez, alcalde de la ciudad,
decidió llamarlo 24 de febrero, en homenaje por la fecha del
inicio de la insurrección independentista cubana, en 1895. Durante los primeros
años de ese período, se utilizó como mercado, luego se instaló un circo de
caballitos, un cine al aire libre, casetas de refrescos y fotos, convirtiéndose
así en un parque de diversiones. Finalizada la década de 1930 se le añadieron al
parque, bancos, rosales y otros elementos, convirtiéndose en un parque
político. Este sitio ha sido nombrado de diversas maneras: Plaza de Armas,
Constitución e Isabel II, en honor a la Reina de España.
En la etapa republicana se le denominó 24 de febrero,
nombre que aún conserva, los políticos
utilizaban ambos parques para mítines.
Antes de llegar al parque Martí por la calle Calixto
García al lado del cine Actualidades estaba el café Florida de Manolo Arias, amigo de mi familia, creo en la calle Los Maceos, la sastrería de Arafet, mayariceros como mi padre, la agencia de bicicletas y motonetas de Glicerio al comienzo de la calle Estrada
Palma o como la conocíamos simplemente Carretera, detrás la dulcería donde trabajaba el viejo
Navas padre de Majín Mejías.
La piquera de
autos para Caimanera en las aceras del café
el Suizo, este lugar muy cerca de la conocida zona de tolerancia fue embargado
y en el garaje de mi padre se almacenaron los medios del
establecimiento. La mueblería Piriz, en Calixto García y Emilio Giró. La
barbería de Mulato en Carretera, el único barbero que no me aterrorizaba en mi
niñez, los demás eran con aquellas
máquinas de pelar manuales temibles.
Los almacenes La Tijera de Ojalvo, la
ferretería de Rafols, en Los Maceos, este catalán oriundo de Villafranca de Panedes, padre de la linda María a la que llamaban Macu, vecino mío, presidente de la sociedad española de la
ciudad.
Al ser visitada la ciudad en el año 1897 por una intransigente pro española a todas costa, periodista de esa nacionalidad, Eva Díaz Canel,
la que había fundado en 1891 su propio semanal en La Habana al que llamó La Cotorra que se caracterizaba por ser del tipo satírico
y panfletario. A pesar de haber vivido
en la isla ocho años Eva nunca hace referencia
a los asuntos internos de Cuba en su libro de viajera ´´Lo que vi en Cuba´´ al
describir aquella Cuba española en sus más mínimas expresiones, pese a que en su camino se encuentra con
personajes tan interesantes como Emilio Bacardí. Todo su interés se vuelca en gentes españolas
anónimas que al doblar de unos años serán olvidados. Se niega en su libro de dar criterios sobre los españoles que
opinan o participan en la vida política cubana. Tan solo los menciona sin otros
argumentos. No sabemos las causas de esta actitud de una mujer tan apasionada
en sus criterios y que por su pasado estaba muy cerca de la historia de la
isla.
Ella se valoraba como una representante del
españolismo más intransigente, cuando nos visita la sociedad catalana en el pueblo no quiso reunirse con ella por las
contradicciones independentistas
históricas de los catalanes con los
españoles, no obstante el Sr. Rafols la atendió cortésmente.
Frente a la
casa de Rafols en Calixto García vivía también el Coronel del Ejército Libertador Enrique
Thomas, hombre muy positivo hasta el
final de sus días. La historia recoge que en 1898 trató de asaltar la
cárcel y liberar los presos políticos
que allí se encontraban pero el plan fracaso. Los estudiantes del Instituto de Segundo
Enseñanza buscaban siempre su apoyo, que él le brindaba; a su muerte vino un contingente militar de la Base Naval, no recuerdo
una compañía o un pelotón de marines, los que marcharon con el cortejo
fúnebre no podía ser menos ,el hombre que salvó muchas vidas de soldados yanqui cuenta la historia que las fuerzas del
Teniente Coronel Enrique Thomas, que permanecieron en Playa del Este y en sus
inmediaciones hasta finales del mes de julio, protegieron a los marines yanquis
de posibles incursiones españolas.
El propio Thomas reconoce en sus memorias:
"(...) los primeros días fueron para nosotros alegres, pero esto fue
variando de tal modo que después de rendido Santiago de Cuba, se nos hacía
insoportable la estancia allí”. Mientras los norteamericanos pernoctaban en sus
campamentos, protegidos por tiendas de campaña que los resguardaban del sol, de
las lluvias y del sereno, los soldados mambises debieron conformarse con
ranchos improvisados en la intemperie. Los médicos norteamericanos no prestaron
la debida atención a los enfermos del Ejército Libertador, las raciones de
alimentos que debían distribuirse entre las fuerzas en ocasiones faltaron a los
mambises.
Las relaciones entre las tropas, fraternas en los
días de peligro, se tornaron tirantes, las manifestaciones de desprecio hacia
el soldado cubano fueron frecuentes y no faltaron los momentos en que fue
necesario convencer a los hombres para conservar el orden. "Fueron atentos
mientras duró el peligro y cuando se disipó éste, no faltaré a la verdad si
digo que estuvieron hasta groseros (...)", señaló Thomas El mando
norteamericano impuso a las fuerzas cubanas una política de aislamiento que se
manifestó en la imposibilidad del jefe del Regimiento Guantánamo de enviar
libremente comunicaciones al General
Pedro A. Pérez (Periquito), a través de los correos situados en punta San
Nicolás. Los envíos que pudieron realizarse se lograron tras muchas súplicas y
ruegos. La integridad moral de Thomas y su respeto a la orden de Periquito de
"(...) dejar bien puesto el nombre de nuestra amada Patria (...)"
evitaron choques desagradables entre ambas fuerzas, aparentemente aliadas.
El día 19 de
julio, Thomas remitió a Pedro A. Pérez copia de una proclama firmada por el
presidente norteamericano William Mc Kinley el día anterior, en la cual se
instruía a las fuerzas de ocupación acerca de la conducta que debían observar
en los territorios liberados. En ella se indicaba: "El primer efecto de la
ocupación militar del territorio del enemigo es la superación de las antiguas
relaciones políticas de los habitantes y del establecimiento de una nueva
potencia política". Como puede observarse, los norteamericanos se erigen
en amos supremos de los destinos del pueblo de Cuba.
El día 19 de julio Thomas fue llamado a conferenciar
con el mayor general Nelson Miles, General en Jefe del Ejército norteamericano,
este le solicitó 50 hombres de sus fuerzas para embarcarlos hacia Puerto Rico:
"(...) no para pelear, sino para hablar y convencerlos (a los
puertorriqueños) de las ventajas que les podían ofrecer los
norteamericanos". Ese mismo día Calixto García le ordenó al general Pedro
A. Pérez lo siguiente: "Sírvase Ud. poner a disposición del mayor general
William R. Shafter cincuenta hombres del Regimiento que manda el Teniente Coronel
Enrique Thomas, para acompañar al Ejército Americano a Puerto Rico, procurando
sean voluntarios P. y L. Calixto García."
El día 23 de julio, antes de producirse la separación
de las fuerzas cubanas de las norteamericanas, para incorporarse las primeras
al Cuartel General de la
Primera División, el comandante Browman Mc Calla ordenó la
formación de ambas unidades con el propósito de dirigir algunas palabras de
agradecimiento a los cubanos. El breve discurso fue traducido a intervalos por
el teniente coronel Garda Vieta. En el momento en que se refirió a sus tropas,
Mc Calla expresó: "(...) Los cubanos habían venido a salvarlos del pánico
en que se encontraban ellos desde su llegada por los continuos ataques de los
españoles que no los dejaban respirar. No sé cómo agradecer bastante, en nombre
del gobierno de Norteamérica y en el propio, a los cubanos que, como una
bendición del cielo, llegaron en momentos precisos para evitarnos un
desastre."
Uno de los oficiales yanquis, el teniente
coronel Huntington, jefe de las fuerzas de tierra, protestó de algunos
conceptos implícitos en esas palabras, a lo cual McCalla replicó: "Ud.
podrá decir lo que quiera, pero la verdad histórica es lo que acabo de
manifestar”. De esta manera, las fuerzas aliadas se separaron después de
permanecer 42 días en estrecha y contradictoria convivencia.
Yo lo conocí, aunque viejo, un hombre elegante, siempre de saco y
sombrero, cortés y educado, bajo de estatura, una calvicie y blancos cabellos
ralos, cuando estábamos en su vieja y
acogedora casa de un amplio portal un
patio lleno de plantas ornamentales jugando monopolio con Chuchi, Fabré
amigo del barrio , el viejo Thomas al entrar y vernos daba los buenos
días a los muchachos, su única hija
Evangelina era la madrina de Chuchi , su
ahijado el que era un hijo en aquella casa, él había nacido en este caserón hijo de la
doméstica. Sobre el tema escribe el
historiador Brigadier del
Ejército Libertador Enrique Collazo, participante en las dos guerras en su libro
Los Americanos en Cuba dice su prologuista
Julio Le. Riverend Brusque: Pone Collazo
al desnudo en el libro como una vez desatada y decidida la guerra, funcionarios
y prensa yanquis cambian sus conceptos. Refiere: Los cubanos que antes eran
víctimas del colonialismo español y por ende, combatían como leales enemigos,
ahora serían vituperados como gente sin organización, saqueadores, harapientos, puntos menos que bandidos despreciables. Collazo dejo bien establecido
este matiz de la política norteamericana. Había que calumniar, desvalorar a los
patriotas para desconocerlos y
apartarlos de la decisión futura de su destino.
Collazo es el primero que prueba que sin
la acción decisiva de los cubanos, el
ridículo ejército de los Estado Unidos, con sus generales obesos e incapaces y
sus rough rider, estilos Far West, nada
hubiera podido hacer, salvo el bloqueo marítimo, frente a las tropas española, más identificada con
el terreno y sus condiciones. En la guerra Hispano – Cubano-Norteamericana estos siempre han hecho caso omiso del Ejército
Libertador cubano y puesto tenaz empeño de hacerlo desaparecer completo, como si quisiera con ello atenuar la conducta
poco escrupulosa e incorrecta observada
durante el gobierno interventor con la parte cubana, cuyo apoyo solicitó en los
primeros momentos de la guerra, cuando le era necesario, y que solo pagó más tarde
con el engaño y el insulto; se gozaron en presentar el soldado cubano ante el
mundo como asqueroso, pordiosero,
sediento de botín y de sangre.
No sería sin duda, para ocultar su
conducta posterior poco escrupulosa que los imperialista calumniaban al Ejército
Libertador, sino sobre todo para
disfrazar antes la opinión mundial, su
incapacidad de vencer solos a una potencia
degradada como España y que eran incapaces, se prueba por la propia
organización deficiente de los cuerpos expedicionarios norteamericanos, a
juzgar por lo que explica con sorna el
historiador Walter Millis, dice que en ninguna guerra el ejército norteamericano
ha podido triunfar sobre su enemigo a menos de
aplastarlo en número y en equipo, que sus generales no eran más que empresarios
de uniformes capaces de tener éxito si les sobraba poder material o les ayudaba un aliado buen combatiente.
En nuestro barrio también vivió antes de
ser asesinado en la capital, por el dictador Dominicano Trujillo, Pipi Hernández, revolucionario de esa nacionalidad, Un
destierro activo propiciaba Cuba a Pipi Hernández. Fue aquí uno de los pilares
de la unidad de acción contra la dictadura y factor de peso en la integración
del Frente Unido Dominicano, una entidad que tras vencer divisiones enojosas
consiguió nuclear a todas las fuerzas oposicionistas Cuando lo asesinaron, Pipi
trabajaba como capataz en las obras del hotel Habana Hilton, hoy “Habana Libre” entonces en construcción, y
tenía mujer e hijos cubanos. Poco después, sobre las diez de la noche, cuando
volvía junto a los suyos, tres hombres salieron de las sombras y le cortaron el
paso en la esquina de 25 y A. Dos de ellos le agarraron los brazos y se los
levantaron con fuerza. El otro, con un cuchillo, trabajó con rapidez y
precisión el cuerpo indefenso.
Continuando con mis vecinos, a la casa de mamá Tota llegó un hombre joven, negro, de la frustrada expedición de Cayo Confites, todas las noches nos ponía a marchar a los muchachos del
barrio. Otro de los vecinos era el Dr.
Fernández Morales, dueño de la farmacia
de su nombre, su linda hija Silvia y su hermana; el Dr. Cucho Herrera, su hija Chavela y las hermanas de esta. El
edificio más alto de la cuadra donde
vivía Pintado, dueño del aserrío en el
camino de los Caños que lleva su nombre,
este trajo y piloteaba un
helicóptero al pueblo.
Cómo
nos afectó la muerte de la niña del barrio Mimí Borgella, hija del cronista social de la Voz del Pueblo Manolo Borgella, y luego la de nuestro amigo
de la calle Pedro A. Pérez, Pio Garza, el que contra todos los criterios por
padecer tifus fuimos a verlo a su casa junto con mi amigo Luis Solá Vila, antes de su fallecimiento. Del barrio
también la elegante y bella mujer Elvia Silva, madre de Dany, Loli y Marcia, la que luego
se casó con el padre de Coquí Salazar, médico prestigioso, las casa de Mirta Sánchez y Trinita Feliú en
Calixto García
El Colegio De la Salle donde Hermanos de las
Escuelas Cristianas De la Salle,
llegaron después de los acontecimientos en Méjico de 1914. Un grupo de hermanos
franceses y mejicanos llegados a nuestra
isla permitió la apertura de centros
escolares y se abrió el nuestro, daban
clases desde primaria hasta el séptimo grado al sexo masculino. Allí empezamos
mi hermano Ricardo y yo el 1er grado con el hermano Mario, un campesino francés gordo y fuerte, colorado, que tenía una vara flexible que llegaba al
final del aula y hacia buen uso de ella; había un hermano del segundo grado, al que todos los muchachos le
tenían miedo, el hermano Adriano, chiquitico y siempre con un pelado militar,
pasaba por el lado de uno y le hacía “el avión” que consistía en poner las
manos en nudos y subirlas rápidamente desde la nuca hasta la cabeza, quedándole
a uno y por un buen rato un ardor molesto. El hermano Gustavo, tipo bien parecido asediado por algunas
mujeres, ambos cubanos, el botánico hermano León, su nombre de familia era Charles lrs Vente, naturalista y estudiosos de las ciencias
comerciales, sobre nuestra fauna y flora realizó un extenso estudio sobre todo
en la Sierra Cristal,
creo acompañado por mi amigo Rafael Coutin Rubio, el que luego ejerció allí como maestro de
parvulitos (niños pequeños); José María Queral entusiasta profesor de educación
física. También recuerdo los castigos
físicos a que éramos sometidos por
cualquier motivo
El Colegio Sarah Ashhurst, conocido como
colegio americano, la directora señorita
Eleonor L. Clancy acompañada siempre de su perro pastor alemán, también ofrecía las mismas clases para ambos
sexos. Mi bonita maestra Evangelina Rodiles, mi condiscípulo Omar Ranedo
asesinado por la tiranía de Batista. Recuerdo a mis condiscípulas Elvia
Cisneros del Molina, hermana de Pachi y
Freya Cobián, Imilsis Rovira Lourdes
Vedo del Americano, El Colegio de Las Monjas, Santa Teresita para al sexo femenino, el colegio José de la Luz y Caballero conocido por
el Colegio Molina, sus clases dominicales y los juegos
infantiles, las tómbolas en el patio. El
reverendo Molina, persona afable, la Dra. Leonor directora del plantel, muy recta; de haber sido religioso hubiese sido Bautista,
de allí también mi condiscípulo Reynaldo Brooks, que cayó combatiendo la tiranía de Batista;
también recuerdo a nuestra maestra María
Luis.
La Escuela Normal para
Maestros, la escuela Profesional de Comercio, Escuelas del Hogar, las escuelas
primarias públicas y escuelas de corte y
costura.
El
Colegio Varona, el profesor José Cabaleiro
Turcas, padre de mi amigo Pepecito, la experiencia personal en los Colegios
Internacionales del Cristo con el reverendo Agustín González Seisdedos y su
esposa, fue también muy buena persona. El
reverendo falleció en un accidente aéreo cuando salía de Santiago de Cuba el avión
cayó en el mar, esta escuela
pertenecientes a una cadena de escuelas que existía en la América
Latina, bajo la dirección de la Misión Bautista
Americana. No puedo olvidar en la calle
Los Maceos el aula de la iglesia
Adventista donde hacíamos la preparatoria mi hermano Ricardo y yo.
Cerca de casa teníamos el Instituto
de Segunda Enseñanza, donde se impartían clases conducidas por catedráticos a un nivel
más elevado para ambos sexos. El Dr. Medrano, personaje pintoresco muy preparado, las huelgas de los estudiantes entre ellos Calixto Olivares, Samuel Rodiles y otros que se enfrentaban a
la guardia rural. A la entrada había un cuadro azul inmenso de
los estudiantes de medicina fusilados, supe que no todos los españoles
eran unos…. malos, que los había como Capdevila, buenos.
El 5 de febrero de 1958 más de una
veintena de estudiantes del Instituto de Segundo Enseñanza de Guantánamo inician una huelga de
hambre con el objetivo de presionar al gobierno auténtico de Ramón Grau San
Martín (1944-1948), para que se construyera un edificio con mejores condiciones
que el viejo y carcomido caserón que ocupaban, este era alquilado a fundación Beltrán Hill. Hicieron un severo
ayuno, recuerdo pusieron varias camas en
lo que servía de pasillo en la entrada
con una gran ventana que deba a la calle, desde ese lugar venía la gente, entre
ellos yo, a ver a los muchachos acostados,
entre ellos a Carlitos Olivares, el que
luego fue mi jefe en una célula del M-26-7; esta huelga fue apoyada por la
población, ya el día 8 la huelga se
extiende a varios centros de trabajo hasta el día 11, que es cuando se conoce
que el gobierno ha accedido a la petición de los muchachos, ya se había
producido violentos encuentro de la Guardia Rural y la policía nacional con
manifestantes, en uno de ellos hieren de bala a Armando Tey Lambert, pasaron frente al garaje de mi padre en
aquellos caballones tejanos plan de
machete en mano.
Una anécdota en el Centro de veterano de las guerras de independencia
los que siempre apoyaban las luchas del estudiantado, cerca de la línea del
ferrocarril de Caimanera el entonces capitán de la policía nacional Villa
Romero tuvo unas palabras con los estudiantes y dijo ——¡A TOITICOS me los llevo
preso!—— y así fue bautizado para la eternidad.
Las
escuelas públicas, la Escuela
de Comercio, la del Hogar, La Escuela Superior número uno y número dos, La Intermedia, en el
verano se hacían las Paradas de todos los colegios, con
desfiles de alumnos, bandas (conjunto de tambores, cornetas) y banderas que en
muchas veces representaban a todos los países del mundo. Una de las
presentaciones que más gustaba era cuando el Colegio de La Salle montaba las banderas
de todos los países en bicicletas, y estas hacían varias evoluciones frente al
Jurado que estaba en el corredor del edificio de La Colonia Española
en Pedro A. Pérez, frente al Parque Martí.
La Banda del Instituto de
Guantánamo era muy buena por su energía, llevaba un conductor (batutero) de primera que
hacía con su batuta piruetas. Cuando nos visitó la escuela
Progresiva de Cárdenas con un toque de
banda distinto al que sabíamos, muchos
redoblantes continuos, aquello fue una explosión, todas las escuelas los imitamos, fue el
acabose, revolucionó los desfiles con la
aprobación de todos. Al final de cada curso se realizaban las graduaciones en
algunos de los teatros del pueblo.
En
una ocasión al venir de vacaciones de
los internacionales del Cristo me llamó la atención unos carteles con una foto
pegado en lo postes que se decía búsqueda del espía alemán Lunig.
El
Hospital General, a la salida del pueblo vía Caimanera, este era un desastre
con unas pésimas condiciones para la atención
de más de 200 000 habitantes con capacidad de 240 camas, construido en 1918 poseía
seis salas, su aseguramiento era para 74
enfermos y a veces llegaba a 200 además para ingresar para algún tratamiento u
operación había que tener alguna palanca política; para operar a mi madre en la capital en el
hospital Calixto García mi padre
gestionó su ingreso con el vecino en tránsito en ese entonces
Eusebio Mujal. Existía el concepto de que los grandes problemas de salud
solo se resolvían en La Habana que era donde estaban
los adelantos médicos en la época y que todavía en algunas personas está
presente esta idea.
La
clínica de La Colonia
Española donde ofrecían servicios si usted era asociado. Este
tenía edificios modernos con algunas habitaciones con aire acondicionado y enfermeras graduadas. El Centro Benéfico al
lado del colegio de la Salle,
allí me operaron de la garganta el Dr. Fernández, la anestesia entonces era un paño con éter,
al menos no te pegaban con un palo en la
cabeza; era costumbre que los médicos visitaran
a los pacientes en sus casas. La clínica nueva Guantánamo, al final de la calle Paseo al lado de la bonita casa de una
francesa la que daba el río Guaso y la
Casa de Socorro, detrás
de la jefatura de la policía en Martí y Bernabé Varona, el enfermero era Martínez que se casó
con la bella prima de mi madre Zenaida.
Cómo
olvidar el asilo San José de la
Montaña para niñas atendidas por aquellas abnegadas monjitas vestidas de azul
pálido, no recuerdo la orden a la que pertenecían. En los Boy Scout al Sr Bradford, jamaicano que trabajaba en la Base Naval, los fundó y trabajó con nosotros mucho tiempo
en esta institución, aprendimos mucho de la vida campestre, todo muy sano.
Las madrugadas interrumpidas
solo con los murmullos de la
gente que atravesaba el parque 24 de febrero
para coger el tren a Caimanera, eran los obreros que trabajaban en la Base, al apagarse estos, los sustituían los pregones mañanero de los
vendedores ambulante, había uno
mentiroso que decía que una lata de boniato vale un medio ( cinco centavos), de yuca, de
anoncillos, otros pregones y ruidos se iban sucediendo a medida de las
horas del día pasaban, el pito del cartero, el de los amoladores de tijeras con
sus carritos de la época de la colonia
los timbres de los coches, los
claxon y pitos de los automóviles, los
pregones de los turroneros, de los dulce de pudín de boniato, los pais (pasteles),
la cornetas del carro de helados Guarina,
la campana del carro de la basura, los
pregones nocturnos, los tamales, pican,
no pican, el maní garrapiñado, las campana de la iglesia.
Circulaba el dólar americano a la par del peso cubano, con el mismo valor, mucho antes de todo esto
siendo más pequeño recuerdo unos tipos que vendían duro fríos por las calles en
unas cajas que colgaban de sus cuellos, la bebida refrescante a la que llamaban
habaneros (helados con refresco) que hacían en las calles Carretera y Martí
Los velatorios en ese entonces era en las casa,
luego los Mejías y Almendral pusieron
las funerarias en función de esto, la gente se fue acostumbrando poco a poco. El
primer vehículo auto motor fúnebre lo trajo Almendral, antes de esto eran
carrozas (coches) tiradas por caballos en realidad imponentes, como la que sale en la película La Muerte de un Burócrata, y
aquel carrito que daba lastima de la municipalidad para los fallecidos del
cuarto de la papa del hospital civil, le llamaban el de la lechuza.
El primer cementerio estuvo en 1916 en Santa Rosa, el actual, lleno de
construcciones funerarias en mármol de Carrás y estatuas del mismo
material al final de la calle Carretera, morada final de casi toda mi familia.
Los días
de Santa Bárbara, San Lázaro,
los bembés de lujos de los
Bordatos en Carretera, frente al nuevo
mercado y los de los barrios marginales
era algo digno de ver. Los carnavales de
la Semana
Guantanamera, semana
de carnavales, comparsas, y fiestas siete días de fiestas y poco trabajar. Se
formaban grupos musicales que iban a todos los comercios a tocar y pedir
dinero, había un individuo que sometía a
media en un caballito de cartón y bailaba, algo heredado de los bailes y
fiestas africanas,
A cada lado de
las calles de Paseo y Carlos Manuel montaban kioscos donde vendían cervezas,
bebidas alcohólicas, refrescos, comidas de todo tipo incluyendo chilindrón de
chivo y macho (cerdo) asado con yuca con mojo. La calle Carlos Manuel era más
familiar, muchas de los vecinos montaban timbiriches, al otro día estas calles
olían a cerveza derramada.
La rutina era: Ir al trabajo, salir del trabajo para
el carnaval, a casa a dormir 2-3 horas, y de nuevo la rutina el día siguiente
por siete días había camiones con equipo de música para las congas el de la Cristal, era muy estimado.
Poco antes de
comenzar la semana guantanamera elegían a la Reina del Carnaval y sus damas, las que paseaban en su carroza, las
carrozas competían en coloridos y en
mujeres bonitas, sobre todo las mulatas
de estas recuerdo cuando trajeron al pueblo las populares Mulatas de Fuego, gustaban muchos los merengues
dominicanos, estaba de moda el Negrito del Batey y Palo Palo Bonito Palo eee.
La carroza de
la cerveza Polar la hacían en el garaje del viejo, existían
dos marcas más, Hatuey el represéntate
Lozada, y la Cristal
cuyo representante era Pimpo Méndez. Había otras pero estas eran las populares
El garaje también servía como depósito del refresco Quinaber y parqueo de los
carros de reparto, el representante
era Carlos García en la calle Martí.
También guardaron en el garaje, por un tiempo vehículos de
reparto de la Ambrosia
de confituras.
También la ciudad se dividía por colores
residenciales: el negro para la orilla o para la Loma del Chivo, que eran
manzanas y manzanas con solo familias negras; la gente de posición, por lo
regular blancos, vivían para el centro, después se construyeron repartos para
la aristocracia. Santa Catalina de Rizziz y algún intento para la parte de
Santa María, este era un lugar campestre, donde existían variedades de clubes y
balnearios, no había piscinas en Guantánamo,
todos selectivos: el balneario del Club de Leones, a la orilla del río Guaso
lugar lleno de bambúes, el club de los Orfelos en Santa María. Dentro del
pueblo había clubes, el Nevada, El Arizona el Piccolo Club, en la carretera de
Santa María, este último aunque era popular no admitía negros.
El Club de
Leones daba romerías típicamente españolas, algunos socios se disfrazaban de campesino español,
generalmente gallegos, boina y alpargatas se montaba en un burrito alquilado a
Antonio el mantecadero, y hasta con él entraba al salón del baile. Allí vi por primera
vez a Luis Carbonell, este vivía en
Santiago de Cuba. Todavía no había
carretera a Santiago e hizo un viaje lleno de dificultades por la lluvia. En una ocasión se organizó una comparsa de
hembra y varones Las Barajas, ensayamos
en el patio de la emisora CMKS y participamos en una actividad carnavalesca en el Club de Leones, creo que ganamos un premio.
Mucha gente se bañaba en el río debajo del puente de la calle Aguilera, también en el Río Bano muy popular el lugar,
también en las orillas del Ranchón, El Ranchín; los carros los lavaban en el rio Jaibo y en
Santa María.
Las crecientes de los ríos era todo un espectáculo la
crecida, no era nada bonito, era algo
estremecedor. Aquellos planes que
hacíamos con Rafael, Farid y mío de
salir de Yateras, navegar por el río Toa hasta Baracoa en un balsa
salvavidas que yo tenía de la
Base Naval a la que nombrábamos Contike. Hicimos varios
ensayos por la parte de Santa María río abajo, pero no llegamos a realizar lo
planeado no sé por qué razón, aunque
realizamos muchas otras actividades de este tipo. No sé quién trajo la idea de
que en Australia solicitaban colonos y
nos íbamos un grupito a sembrar algodón allí y a cazar canguros. Hasta el plan
loco aquel del túnel que íbamos a construir cuando murió el viejo relojero
yugoeslavo de al lado del banco, la idea
era alquilábamos el lugar y a cavar hasta la bóveda del banco Núñez. Los planes de ingreso a la marina yanqui o
irnos a lavar platos a New York; las
cacerías de gallina de guineas en Ullao, en la finca del padre de Rafael Coutin con Beto Ibarra, Farid Farad, allí visitamos a lo que podía quedar de ruinas de
Cumberland; el intento de los ingleses
de fundar un poblado en el lugar, cuando desembarcaron en nuestra bahía, pero
los mosquitos y las fiebres se lo impidieron; la exploración a las cuevas de
Santa Fe y la recolección de objetos indios.
El coche o vehículos de tracción animal ha
formado parte de la historia y la cultura de la ciudad, teniendo
un fuerte arraigo socio cultural, no sólo como medio de transportación de
persona también en serenatas, actos
políticos o sociales desde la colonización han existido coches en la islas de
todos los tipos fue el principal medio de trasportación nuestros coches de alquiler de pasajeros hacían piquera en el
parque Martí. Una buena parte de la caña
de azúcar de la zafra azucarera se hacía
en carretas tiradas por bueyes, las mercancías también una parte era a través
de los carretones(carretillas) que se alquilaban en la plaza del mercado, y los
carboneros utilizaban estas caretillas
de caballos estaban los coches fúnebres,
el carrito de la lechuza que hemos
mentado y unos inmenso carretones tirados por mulos para la recogida de las basura carretillas
para ventas de viandas y otros usos algunas personas tenían un tipo de estos
carruajes al que les llamaban Quitrín,
solo tenían dos ruedas grandes; cuando yo era más pequeño la leche la
repartían en unos carro amarillo tirado
por caballos, este era cerrado, existía
muchas herrerías.
En tiempos de zafra el paso del tren cañero de las 12
de la noche, por la línea de la estación
de Caimanera que atravesaba todo el pueblo por detrás de la plaza del Mercado, con un ruido ensordecedor en la quietud de la
noche.
Los desfiles a caballo de Linos de las Mercedes al
frente con los campesinos de Realengo 18, por delante de la casa de Alfredito Gómez en los Maceos, dueño o
accionista de las minas del Cobre en Santiago. Recuerdo los Caramelos Tudela, el Chocolate la India, el Pie de Coco de los
chinos, el jabón 13/13, los ómnibus La
Ideal, cuando empezaron a rodar por primera vez en la ciudad,
los guardaban en el garaje de mi padre y
la construcción de lo que llamábamos la nave de las guaguas en la carretera que iba para el hospital, un santiaguero
dueño de la empresa, la comenzó Pagés,
luego compró en la base una cantidad de guaguas (ómnibus) creo Hurricán.
Las dos
emisoras radiales CMKS en Luz Caballero esquina Donato Mármol y la CMK en Calixto García, los locutores en la primera
era el cieguito Berenguer y en la otra
Wimento Domínguez, ambas emisoras
tenían una variada programación, en música, las había de danzones, mucha música
mejicana, mambo, música española: Los Chavales, Los Churumbeles, Juan Legido; muchos tangos se sintonizaba perfectamente, la
radio de Santo Domingo y claro la de la Base Naval que
trasmitía en inglés dirigida al personal
de la base no a la población su
presentación era. ——— IT IS THE UNITED
STATE AIR FORCE RADIO STATION IN GUANTÁNAMO BAY, CUBA.
A VOICE OF INFORMATION AND EDUCACTION.— , supongo las sintonizarían los anglo parlante que
vivían en la ciudad que eran bastantes. Nadie piense que la juventud
guantanamera estaba influenciada por el Jazz, o la música norteamericana,
oíamos claro a Elvis Presley, el llamado
rey del Rock and Rol de moda, Glen Miller,
pero también a los nuestros, la
televisión de la Base Naval
no trasmitía en esa época continuamente.
La mayor parte de los hoteles y las instalaciones
nocturnas guantanameros, recibieron nombres en inglés, y ni hablar de los nombres los prostíbulos
Cuquita Home, Night and Day, etc.
Las Salinas Medrano en Caimanera era un lugar que visitaba cuando iba a ver a mi tía Lola y los primos que vivían en el Nunque, cruzaba un
puentecito lleno de pececitos tamboriles
que allí existía. Existía también la de Baitiquiri en San Antonio del Sur que producían el 70 % del consumo nacional, la Guantánamo Banana
Co. enlatadora de banana para exportación, del padre de mis vecinos Maco,
Manolo y Beni, la tintorería La
Habanera en el barrio
donde mandaba a planchar el traje negro azul heredado de mi padre para
los 31de diciembre; la fábrica de las
Galletas Chiletto del hermano de mi vecino un jamaicano blanco que
tenía negocios de lavandería en la base. Los Helados Sammy de la familia Sapayo en la calle
los Maceos y los helados La americana, el Ron
Carta Roca, de la familia Roca, fabricaba más de diez tipos de bebidas
distintas, estaba al lado de la tienda
de víveres de Arenado, en la esquina la
casa de los Rovira, donde dormían
presidentes del país en visitas a la ciudad. La tienda El 20 de Mayo de los Hermanos Bustabad, donde correteando rompí una luna de
un gran espejo, que creo mi padre pagó.
Existían muchos billares, y lugares donde había máquinas de juegos y una profusión de bares con traganíqueles a
todo volumen. La academia de inglés del profesor Reines, este siempre con un cigarro en la boca, el almacén de víveres de Agustín Quevedo, la casa de empeño de los
Maceos, la Fermosellana,
siempre quise entrar pero nunca lo hice, la ferretería Los Dos Leones, la Imprenta Matos de mi
vecino padre de Dorita, Almacenes AKB, Acumuladores Jauma, peletería Le-Varón
en Crombet y los Maceos, mi amigo el agente del pienso Purina Nayib Budején en Moncada y Crombet.
Los juegos de básquet nocturno en el instituto a los
que íbamos Rosita y yo, la tienda
de ropa La Creación
de Vigil.
Las farmacias
de Ñico, la Nueva de Paquito, la de
Chivás, la de Bonilla, hubo una
hemorragia de poner kioscos de cafeteras
italiana, llenaron el pueblos de ella,
hacían café Exprés. La cafetería del Morito, frente al parque Martí se aglomeraban los fanáticos de la pelota, de
las cuatros club que existían Almendares, Habana, Cienfuegos y Marianao, allí
se apostaba, y la oían por un altoparlante. En
ocasiones encima del pueblo volaban los dirigibles de la base, iba al
pueblo un avioncito que hacía piruetas y
ponía en el cielo letreros comerciales
en humo de colores, por lo regular marcas de refrescos.
Los hoteles
principales: Washington, Roosevelt, Pasaje
y Aurora.
Castillo el
dibujante que vivía en
Bernabé ya pintaba en un cuartón que
daba a la calle, todavía no habían nacidos su famosas Criollitas. Mi querida
Fefa un alma buena y noble viuda de un senador o representante a la cámara de la República, de apellido González Parra, madre de Yoquito, Albertico y
María del Carmen en la Avenida
y Pedro A. Pérez fue muy grato. Cuando vino de visita su bella
prima Susi que vivía por Palos pueblecito del sur en Matanzas, recuerdo cuando llegó Mario de la Fuente padre de Mayito con el camión de
distribución de gasolina de la
ESSO al pueblo.
Todavía no había carretera a Santiago. Un día al regresar con mis barras de pan de flauta de la
panadería de Malet la gente cantaba pin pin cayó Berlín, pon pon cayó Japón, supe que la II Guerra Mundial había
terminado. Aquel viejo busca vida al que le llamaban Son que
con una bocina de cartón casera
gritaba la programación de los cines y a
viva voz:---- con Prío se come frio y con Batista caliente--- empezaron a poner letreros en las paredes
YANKI GO HOME. Inauguraran un bar por Paseo
para arriba El Okinawa, se
llenaba de cerveceros, la II Guerra Mundial trajo
muchos dólares al pueblo, la gente se sentaba en las mesas del Petit Miami
frente al parque Martí.
Los cines. Crecimos viendo el noticiero del cine aquel que decía de la Atalaya BBC de Londres
el nacimiento de las quíntuples
canadienses Dione, cuando una de
ellas falleció lo sentimos como algo propio. Las dos princesas inglesas, Isabel que luego fue la reina y la feíta
Margaret, el Duque de Windsor que no quiso ser rey para casarse con una gordita
plebeya norteamericana, películas muchas mejicanas era una
época de florecimiento de este cine, Tintán, Cantinflas, Luis Sandrini el cómico argentino,
muchas películas de guerra norteamericana la Patrulla de Batan, Kin
Kon , Drácula, Tarzán, aquello interminables episodios de Flash Gordon, algunas buenas musicales y otras como Gigante
de James Dean, Rock Hudson, Pinocho, Los
Tres Caballeros de Walt Disney. Los cines y teatros, el cine América, el
Actualidades, al aire libre, con su cruz suástica en el piso, sus tandas
para caballeros populares de 10
centavos, los gritos cuando había alguna interrupción de ´´Felipe
Suelta la Botella´,
´ el cine Fausto o Luque, el cine Blanco, con su ventanilla al palacio del durofrío.
En
una ocasión después de las 12 de la
noche intentaron dar una película porno solo para hombres y se
formó tal quilombo, que tuvieron que suspenderla y devolver el dinero a los
asistentes; luego supimos que no le
pagaron a la policía lo suficiente. El
cine Campoamor de mi viejo vecino Paví Jiménez con los valses de Strauss en sus intermedios,
siempre me dejaba entrar gratis cuando él
estaba en la puerta, me trató con respeto desde que yo era un niño, ya adulto
cada vez que iba a Guantánamo lo visité en su casa y cultivé su amistad hasta sus ultimo días;
el Cine Oriente al lado de la zona de tolerancia siempre
lleno de mujeres y tahúres.
En periodos de
la zafra azucarera las compañías
artísticas que nos visitaban, una asidua
por el año de 1953 era la de la de Enrique Arredondo y muy concurrente la
de la bella Angelita Castany junto a su
padre, por lo regular utilizaban el
teatro Campoamor.
Enrique
Arredondo a finales es de 1930 une
esfuerzos con Federico Piñero y surge la compañía Piñero-Arredondo e inician una turné por la Isla. Los primeros
quince días formaron parte del elenco Candita Quintana. La turné fue un
verdadero fracaso en cuanto a las recaudaciones, con un anecdotario, en el que
hoy día entre risas, nos revela también los sinsabores de estos conjuntos
trashumantes. Arredondo, en los años cuarenta va conquistando el público del
interior del país, es capaz de llenar los teatros provinciales a ese teatro, venía también artistas de renombre como Luisito Aguilé, un
argentino cantante muy popular.
El teatro Campoamor muy antiguo tenía pinturas
en todo el techo de estilo romano, a mí me impresionaron mucho estas pinturas, pues en ese entonces el lugar estaba abandonado, yo
tendría unos 6-7 años y fui a verlo junto a mi padre que estaba en la búsqueda
de un lugar para garaje de venta de
accesorios de automóviles, pero no le
gustó para ello. Ese teatro lo inauguró la compañía de ópera de María
Barrientos y se llamó Apolo, en 1914.
La panadería Modelo, con sus brazos de gitano y
dulces finos de mi vecino García, casado con una
bonita muchacha hermana de
los Quevedo; Agustín y Raúl condiscípulos de los Colegios Internacionales del Cristo; la panadería de José
Malet frente al banco Núñez, de
este decían que era familia o padre de Eusebio Mujal Barniol, personaje de la corrompida política cubana.
Eusebio Mujal inició una ascendente carrera política
saturada de fraudes y cañonas para imponer a sus candidatos en las elecciones
de 1944 cuando de la
Junta Electoral de Guantánamo desaparecieron diez mil
boletas salió electo senador, gracias a que compró a todos los delegados del
PRC de Guantánamo, rejuego que afectó al
vicepresidente de este partido allí Gualberto Olivares Speck, una familia de mulatos que fueron alcaldes, abogados, el quien también aspiraba y quedó como
suplente. Gualberto impugnó el resultado ante el tribunal con la presentación
de una copia de la página del libro donde se registró el arribo de Mujal a la Isla, pero Mujal no se cruzó
de brazos, encomendó quemar el libro a Fermín Morales, un proxeneta de Caimanera a quien en pago
situó poco después como alcalde de Guantánamo.
El alcalde
Ladislao Guerra Sánchez era el alcalde, ex catedrático de la Escuela de Comercio, ex empleado de la Guantánamo Sugar
Company, cuando el golpe de estado el 10 de marzo de 1952, no fue sustituido de
sus funciones, este se sumó al golpe
pero fallece el 8 de diciembre de ese
año, pienso que hizo algunas cosas buenas: un albergue nocturno, una carpintería del municipio y el vivac municipal;
la población no tenía mala opinión de este hombre.
Fermín Morales
Ferreira es nombrado alcalde, este está
ligado a Mujal del partido laborista en tanto Francisco Aguirre Vidaurreta, otro de sus secuaces, se encargó de viajar a Cataluña y mediante el
abono de cinco mil dólares compró un acta de defunción de Mujal y después en
Santiago de Cuba por igual precio la de nacimiento, así se hizo cubano.
El aeropuerto de Guantánamo estuvo en el barrio de
Santa María por muchos años, tenía una pista
de tepe, no muy grande, donde
aterrizaba un DC-3 que volaba
regularmente a varios puntos de la provincias oriental: Ciego de Ávila, Camagüey, Manzanillo,
Preston, Cayo Mambí, Antilla
,Baracoa y La Habana. Cuando yo fui alumno de los Colegios
Internacionales del Cristo, viajaba junto a mi padre por esta vía a Santiago de
Cuba, pero una vez el crecimiento de
Guantánamo se construyó otro en Los Caños con una pista de aterrizaje que
permitía dar servicio a los aviones de más capacidad. Este tenía una de las
pistas de aterrizaje y despego mejores y más grandes del país de aquellos
momentos
La finca de los Osle en la carretera de Guantánamo a
Caimanera tenía la mayor cantidad de terreno, el cual colindaba con Base Naval
y poseía una gran cantidad de ganado de varias razas. La finca San Andrés S.A
del Central Ermita en la carretera de Guantánamo a Santiago de Cuba, Río Frío,
propiedad de norteamericanos que eran los dueños del central Ermita. El
dueño Sumer Pingues no tenía tanta
cantidad de ganado, pero este era de mucha mejor calidad pues importaban los
toros padres directamente de Los Estados Unidos de América, poseía pista de aviación donde aterrizaban aviones
de carga en Río Frío, allí se
daban ferias, rodeos, y venían de los EEUU muchos americanos en aviones. La Guantánamo Sugar
Company adquirida a través de su presidente William G Greebie de 72 caballerías
en la zona de Filipina desarrollaron el pasto y el forraje para la ganadería.
La finca cafetalera
Olimpo de Bayate de Santiago Isidro Aladro, su hijo también mi condiscípulo
del Cristo. Santiago en unión del
norteamericano Albert Ecson crean una compañía industrial la Egipto la que dedicaron a
la producción de materiales de la construcción.
Las playas más
populares eran Tortuguilla, Yateritas, y El Uvero, donde muchos guantanameros
tenían casa de verano. La playa de Yateritas era inmensa, pero la arena era
gruesa, pedregosa, y de color pardo, mientras que El Uvero ofrecía una arena
blanca y fina. En las afueras de esta playa había un arrecife a todo su largo,
que la convertía como en una piscina natural, carente de olas. En la playa de
Yateritas celebraban anualmente carnavales, para los que elegían la Reina del Carnaval y sus
damas. En las playas Yateritas, Tortuguilla, los que podían hicieron casas de veraneo, como
hemos dicho, otros solo íbamos de excursión. Mi padre era partidario de
llevarnos a Puerto Escondido, Canchera y
Arroyo de la Costa,
playas en la periferia de la Base Naval, allí había venados, puercos jibaros, unos burritos
en estado salvajes y en la playa se capturaban tortugas carey y cangrejos , allí
no iba casi nadie por la distancia y la estancia de varios días acampados ya
que no permitía ir y regresar el mismo día había que pasar el río Guantánamo, muy cerca de una patana, un punto guarda
frontera que los americano tenían en el río.
Cuando llegó el carro de bombero adquirido por el
municipio un Hispano Suizo, parecía un
juguete grande, los incendios de la ferretería de Manolito en Pedro A. Pérez y
Carretera, de la
Salamanquina siempre eran de noche, el Pru de Bartolo en los
corredores del garaje del viejo, los juegos de dominó del negro África y
Pichicoque, las discusiones políticas por los ortodoxos y las simpatías por
Chivas, la llegada de aquel negro de 400 libras Sandino a la
estación de Caimanera que decían tenía un prostíbulo en ese poblado. Romilio mi
barbero de siempre, él me picó la larga melena de la serranía. Los días de San
Juan íbamos a los ríos a bañarnos en
pandilla, en semana santa las prohibiciones de no barrer y demás tabúes, se quemaban muñecos decían que eran los judíos que mataron a
Cristo.
Los suburbios
estaban llenos de lugares que les decían casas de citas, el foquito rojo era el
símbolo, no sé de dónde surgió esta costumbre del bombillito rojo, pues podía
entenderse como peligro, aunque las farmacias de turno también lo utilizaban.
Existían casas
de citas donde había que llevar la mujer, eran una especie de motelitos, en otros las había y cobraban
una tarifa mayor que en la zona, estos lugares no estaban dentro de la
periferia de la zona de tolerancia; algunas de estos prostíbulos eran
tolerados, como el de una mujer bonita que tenía una casa con mujeres y
bebidas, Magali, amante del jefe de la plaza de la guardia rural, el capitán
Franco, al que le decían Agustín Lara
por el parecido físico nada envidiable que tenía con el artista mexicano.
La zona de tolerancia, creo la más grande del
archipiélago, era la de mi pueblo, pero
le dedico a este tema otras páginas. Así
eran casi todos los pueblos de esta bendita isla en que nos tocó vivir.
Yo por esa
época estaba al lado de los vaqueros, un día entrecerré
los ojos, entrelacé las manos sobre la cabeza, medité sobre las cosas del
mundo, las gentes, la justicia, los ricos, los pobres, los indios, sobre
el negrito que salía en las películas norteamericana que bajaba los ojos
al hablar con un blanco y tenía el lenguaje
corporal de abrir desmesuradamente
los ojos, siempre actuaba de maletero en los trenes o sirviente, era una
caricatura del hombre negro. Ébano el
negro ayudante de Mandraque el mago, de Gualy el negrito de Tarzán, el indio
del llanero solitario y una cadena más de interminables ayudante de tercera clase
y así la cadena de cosas injustas e impuesta a mi alrededor y decidí pasar al lado de los indios.
Un día alguien en la calle dijo ———hemos retrocedido
30 años, Batista tomó Colombia—— empezamos en la quietud de la
noche a escuchar explosiones, la sangre joven corrió en el pueblo, los policías
y los guardias se convirtieron en asesinos, ya todo es solo un recuerdo, fue antes
del 1959, pero llegó el Comandante y
mandó a parar. Así las cosas de aquellos tiempos.