viernes, 1 de julio de 2016

PINCELADAS DE LAS GENTES DE MI PUEBLO, BREVES RECUERDOS LAS SOCIEDADES, Y PEQUEÑAS HISTORIAS DE HIJOS ILUSTRES.




Por Alfredo Ballester Parra.   
Eligiendo entre muchos recuerdos.
Se dice que la historia no es como fue, sino como uno la recuerde, husmeando en estos días por Internet en diferentes blog sobre Guantánamo he visto algunos realmente disparatados, sublimes,  lánguidos, románticos,  no reales, falto de honestidad  de aquella sociedad en la que nos tocó vivir; me recuerda la película   La máquina del tiempo,   en que el protagonista llega  aquel lugar del tiempo  de que todos eran  bonitos, felices, blancos,  rubios,  ligeritos de ropas  de color blanca, color de la inocencia,  esbeltos,  buenos mozos,  pero que había unos feos, bajitos, prietos de piel y  malos; vivían en la profundidad de la tierra que se  comían a los bonitos  o en la literatura universal Cándido o el optimismo, vaya que todo estaba bien, un mundo feliz perfecto, de maravilla,  todo  OK.
 No sé con qué ojos esta gente, los que hacen los  blog habrán visto aquella  sociedad de  color de rosas,  hay cosas  verdaderamente  por no llamarle de otra manera, risibles, sobre el franco norteamericano, cómo estos buenos muchachos venían  al pueblo a gastar su paga,  también  sobre la educación,  la salud , yo me pregunto en qué mundo vivían estos bloqueros.  Si te fue bien, ok,  pero no metas a todos en tu jaba.
 El país de nacimiento puede ser en algunos solo un mito,  la  Patria es donde se crean los recuerdos de tu infancia, de los que se fueron, los juegos, los amigos, las novias, los olores, la música, las penas, las reprimendas, puede más el ambiente que la  ascendencia,  el paso del tiempo  tiende a idealizar un poco los recuerdos, hombre, pero no tanto,   como dicen los mejicanos, no hay derecho.  
Algunos quieren vender una imagen idílica, falsa,  ignorando la realidad de lo que se vivía, de cómo fue aquello para la mayoría, nadie está obligado a pensar como uno, pero por favor seamos honestos con ustedes mismos y con los demás,  respeten los  recuerdos de  muchos, no todo fue malo, pero no hay que exagerar.
 A la luz de hoy,  con más experiencias, entiendo más a mis semejantes,  los hombres son hijos de su tiempo,  es injusto medirlos  a todos con la vara de hoy. Hubo autoridades civiles que hicieron por la población, por qué ser tan  radicales con las prostitutas de aquellos tiempos, cuando conocemos el origen económico social de este fenómeno o las mujeres que iban a bailar a la Base Naval, las féminas aquellas no son las de ahora. En mi pueblo recuerdo  muy pocas mujeres médicos o de otras profesiones. Estos breves y pequeños recuerdos esparcidos como gotas de lluvia, al juntarse  han formado un torrente de recuerdo de mi ciudad.

 BASADA EN UNA HISTORIA DE LA VIDA REAL
 Fue el Presidente Ramón Grau San Martín en 1944-48, empedernido solterón,  ex profesor de Fisiología de la Universidad de La Habana, con fama de buen médico, de cara alargada, hablar pausado, un poco amanerado, escribió varios libros de investigaciones científicas de su especialidad y era  practicante de esgrima,  en que la población  forjo más esperanzas en mi niñez.
La mujer cubana no tenía derecho a votar por sus gobernantes, absurdo e increíble. Él  tenía  un eslogan que decía:  ¡Las mujeres mandan¡. Este presidente les dio tal derecho, al final fue igual a todos. En su mandato proliferó el pandillerismo gansteril  y la corrupción, sobre todo de parte de su cuñada Paulina Alsina viuda de Grau, la que actuaba como primera dama de la República.
Pero fue el que realizó  un masivo plan constructivo,  el 80-85% del  sistema de abasto de agua, alcantarillado y pavimentación de las  calles con la pavimentación de trescientas sesenta cuadras de mi pueblo, aunque no todas quedaron concluidas; otras se terminan en la alcaldía de Fermín Morales. Se arregló la calle Luz Caballero, hasta el 6 Sur y la calle  4 Sur y se conecta esta al sistema de alcantarillado,  también parte del alumbrado público y los edificios de  la alcaldía.
Los trabajos  fueron por Obras Publicas, claro que robaron. Aquello fue una novedad, caminábamos por las calles para sentir el asfalto en los zapatos, esta sensación la he sentido dos veces,  esa vez y  en la entrada a Santiago de Cuba el 2 de enero de 1959.
También se comenzó y concluyó  una obra  para el desagüe de parte de  la ciudad,  en lo que hoy se conoce por La Avenida, le llamábamos el Arroyo, el que era parte un arroyo natural y aguas albañales, debajo de  la calle existe una armazón prefabricada de concreto inmensa que desagua al río Guaso cerca de  la estación de Caimanera; no sé cuántas  veces correteamos aquel lugar, buscando  ahogados luego de lluvias intensas o solo por el gusto aventurero de hacerlo.
 Luego vinieron las construcción de las aceras,  creo fue el alcalde Guerra, con la consigna de ´´Guantánamo,  Ciudad Jardín´´. Se dejó espacio para la siembra de plantas ornamentales.  Los  municipios guantanameros  y  Santiago de Cuba estaban conectados con Guantánamo con terraplenes  y caminos  los que eran intransitables en periodos de lluvia;  en dirección a Santiago  la subida del río  Belleza  en época de  lluvias era imposible  para un auto  a Baracoa,  solo se podía viajar en barco o avión.
La carretera a Baracoa, ciudad aislada del resto de la isla,  era un clamor popular,   con una longitud de 160 km  llamada la Vía Azul, partiría de Guantánamo,  pasaría por  Maqueicito, Glorieta, donde enlaza el ramal con  la Base Naval norteamericana, Yateritas, San Antonio del Sur, Cajobabo, Sabanilla y Baracoa. Desde el año 1944 hasta 1958    solo se le habían hecho algunos terraplenes y alcantarillado con falsas promesas y robo de los presupuestos,  se terminó por la Revolución.
Otro reclamó fue la Vía Mulata que enlazaría la zona montañosa de  Guantánamo, Jamaica, Felicidad y llegaría a Baracoa,  permitiría la exportación de muchos productos agrícolas,  esto solo llegó a un proyecto.
La carretera a Caimanera fue otro reclamo de la población por los beneficios que daría  a la zona, se venía luchando a través de un patronato desde el año 1917, se concluyó luego de la emisión de bonos, falsas promesas  y robos.
La carretera al poblado de Jamaica de 8 km asfaltada se terminó en el año 1957. Todas estas obras eran la misma escena,  se aprobaba un presupuesto,   se lo robaban, paralizaban la obra luego de haber construido algún puente u obra de fábrica,  el mismo cuento de nunca acabar.
Otro proyecto que quedó también en el aire fue la carretera a Realengo 18, importante zona agrícola en las montañas.
Los Centrales Azucareros eran Baltony, Ermita  y Soledad, en manos norteamericanas.  La Esperanza, Isabel, Los Caño, Romelie,  San Antonio Arredo, cubanos y Santa Cecilia estaba descontinuado.
Las compañías eran la Guantánamo Sugar  Company,  la Compañía Azucarera Yateras,  Compañía Azucarera Oriental, todas sociedades anónimas con  un total de 37 375,6 ha de caña,  que producían cerca de un millón de sacos de azúcar de 325 lb cada uno y empleaban un promedio de 2 000 trabajadores,  tanto agrícolas como industriales, en cada central azucarero.
Nuestras montañas estaban llenas de hermosos cafetales que producían más de 200 000 quintales por cosechas,  estas zonas eran Baracoa, Yateras, Monte Rus, Casimba, Maisí. Los principales terratenientes cafetaleros eran Ramón Mola en la zona de Yateras y la compañía comercial Agrícola de José Casal S.A. con grandes propiedades  en la Lima, en Tiguabos, Santo Domingo y Jagueyón y los grandes almacenistas que controlaban su exportación como Soler y Compañía y Ramón Canseco; en la cosecha del grano participaban más de 20 000 obreros agrícolas, los que también lo hacían en la zafra azucarera.
El pago o salario por lata de café recogida  era bajo,  29 centavos,  además nunca veían el dinero pues  lo que se le entregaba al obrero era un vale  de crédito para comprar los alimentos en la tienda propiedad del mismo dueño del cafetal, estos siempre quedaban debiendo. Esta práctica  estaba  prohibida por una ley de 1909 que se incumplía con la venia de las autoridades.
Como botín de la guerra Hispano-Cubana-Americana de 1898, los Estados Unidos  de  Norteamérica ocuparon en 1903 118 km2 de terreno circundante de la bahía de Guantánamo, una de las mejores del mundo, que fue transformada en  Base Naval. Este enclave militar fue una desgracia para  nosotros  con la imagen de estabilidad económica, pues crea unos 2 500 empleos  a tiempo completo en tiempos de paz, y mucho más, cerca de 10 000 durante periodos de  conflictos mundiales, convirtiéndola en la espina dorsal de la economía local, y  por ende en un mal que teníamos que soportar.
Teníamos el prostíbulo más grande del país, la llegada al pueblo y al poblado de Caimanera de aquel ganado prepotente con uniformes en buscas de placeres, las drogas, el juego,  la  violencia, enfermedades de trasmisión sexual, los asesinatos, el proxenetismo, sobornos,  el vandalismo,  ebrios de sexo y alcohol, los  desmanes de esa gente teníamos que soportarlos según las autoridades;  las fuerzas vivas de la ciudad manifestaban,  alegaban, pregonaban, aseveraban que  teníamos que aguantarlos por los beneficios que dejaban  de dos millones de dólares mensuales.
 El territorio de Guantánamo   con una población de 224 464 habitantes que  se agrupaba en las poblaciones de Guantánamo, Baracoa, Caimanera y Felicidad de Yateras,  de ellos en el sector urbano habían  128 943,  no vivía solo de la Base Naval, la región producía un millón quinientos mil sacos de azúcar, ochocientos mil litros de  mieles, era el primer productor de café y sal, y tenía un notable desarrollo en otros renglones productivos.
 No recuerdo que nunca se haya procesado jurídicamente  a un yanqui por ninguna causa, ni siquiera por asesinato, y de que los hubo, los hubo.  Un ejemplo imborrable fue el asesinato del obrero cubano Lino  Rodríguez Grenot (Chicle) en 1940, cuando abordó una de las lanchas que transportaba los obreros de la Base Naval, llevado por la desesperación del desempleo,  fue golpeado brutalmente y lanzado al agua. El pueblo protestó enérgicamente, pero como el asesinato fue cometido por los “amos” en la persona de un negro pobre cubano, no tuvo mayores consecuencias
Teníamos dos puertos importantes: Boquerón y el de Baracoa, en el primero embarcaba el azúcar de los centrales azucareros y otros frutos del territorio circundante y de la zona de Yateras.
El tráfico de cabotaje y pasajeros  estaba en mano de dos compañías marítima: la compañía Marítima de Caimanera y la Marítima Guantánamo S.A.
Guantánamo es una ciudad que está en un llano, dividida en cuatro partes: norte, sur, este y oeste,  no existían casas que pudieran catalogarse como mansiones, las mejores viviendas de ladrillos y algunas de placas pertenecían a la pequeña burguesía, el resto de madera y techos de zinc, en el campo los conocidos bohíos de guano y yaguas.
 La población de mi pueblo era un mosaico de nacionalidades,  con un sincretismo de hábitos y cultura sui géneris, derivada de la presencia de inmigrantes españoles, caribeños de cada una de sus islas, italianos, alemanes, ingleses, norteamericanos, suizos, libaneses, franceses, polacos, pakistaníes, chinos, hindúes, sirios, mejicanos, canadienses,   palestinos  y puertorriqueños. Esclavos africanos, colonos franceses y catalanes, negros haitianos, descendientes de aborígenes, criollos,  asiáticos, conforman la población guantanamera, una mescolanza conocida como mestizaje, una singular aleación que nos distingue e identifica.
 Inicialmente se llamó Santa Catalina del Saltadero, luego cambio el nombre, Santa Catalina. El terreno para su posterior construcción fue donado por la Sociedad de Catalanes del Comercio "Precios, Vida y Cía.", en 1831. El representante de esa entidad, José Rafart, lo ofreció con dos objetivos básicos: realizar transacciones económicas dentro de ellas para la venta de esclavos y los productos del campo  y tener un espacio para las operaciones del cuerpo de voluntario español. Se delinearon calles y se construyeron las primeras casas, surgiendo así el pueblo.
 La Corona Española le otorgó el título de "villa" en el año 1870. Durante toda la etapa colonial no se pavimentó ningún pedazo de la misma. Solo se construyó la base destinada a la estatua de Isabel II. El alcalde Manuel Medrano lo pavimentó con un hormigón rojizo, y le construyó una pérgola que fue destruida más tarde para colocarse un busto de José Martí.
 Su nombre aborigen fue Guatanavó proveniente de la acepción Arauca “río de la tierra”.  Guantánamo,  tierra por donde nace el sol, la que marca el uso del horario,  donde se encuentra la región más árida y más lluviosa del archipiélago,  entre los años 1952-1958 tenía una extensión territorial de 7 228 km2 ,  aproximadamente un 70% de este territorio es zona  montañosa propicia el cultivo del café, sus principales núcleos poblacionales eran  Guantánamo, Baracoa, Jamaica, Felicidad de Yateras, Caimanera y los bateyes de los centrales azucareros.
Es  donde existe la única frontera que Cuba padece. Acogió muchos refugiados franceses procedentes de la rebelión de esclavos de La Española, que se asentaron en la zona. La influencia francesa se refleja en la arquitectura.
Tuvimos la suerte que José de Jesús Lecticio Salcines Morlote naciera en Guantánamo el  l7 de mayo de 1889,  al que le debemos los edificios más emblemáticos bellos  y fuertes de la ciudad, me referiré  brevemente sobre este hombre. Matricula en la Universidad de La Habana la carrera de Arquitectura vinculada entonces a la Ingeniería Eléctrica y Civil, lo que le permitió en 1914 y 1919 realizar obras monumentales eclécticas como: Palacio Salcines (residencia particular), la bonita Plaza del Mercado, el edificio de la  Guantánamo Sugar Company y el Colegio “Sagrado Corazón de Jesús” de los hermanos La Salle.
 Además el aprovechamiento hidráulico del río Yateras con fines sociales y a partir del mismo se construye el primer acueducto para la Base Naval. Proyectó  el diseño del Ayuntamiento de Guantánamo  en 1910,  ubicado en los terrenos del antiguo Mercado de Abasto,  con fachada de estilo ecléctica, la construcción se ejecutó entre 1934 y 1951. Dedica al estilo art-decó entre las que se encuentran la Casa Parroquial o Curato  y el Hotel Roosevelt,  cuyo dueño Muerto Vivo, llamado así, decían por haber ganado un dinero en juegos de azar. En 1974 fallece José de Jesús Lecticio Salcines Morlote, después de 85 años dedicado al desarrollo y bienestar de su ciudad natal y su país.
Después de los emigrantes  españoles, como hemos dicho,  vinieron también antillanos, jamaicanos, y negros de habla inglesa o francesa procedentes de Nassau, Barbados, Dominica, y otras islas del Caribe, que generalmente trabajaban en la Base Naval norteamericana, los jamaiquinos  llegaron a constituir el diez por ciento de su fuerza laboral.
Los árabes (moros), libaneses, judíos (israelitas), tenían una buena parte de los grandes comercios de ropa y las quincallerías. Los polacos, las joyerías. La colonia china  tenía varias sociedades. El partido nacionalista chino Kun Min Tang, la sociedad Hog Yin Kon Sol, la sociedad Chee Kung Tong  muchas  bodegas, fondas, pescaderías en la Plaza del Mercado,  además puestos de hortalizas, venta en las calles de pasteles y algunos hoteles de mala muerte. En el lindero de la zona de tolerancia, Hotel El Federal,  frente a otro también de asiáticos La Gran Vía, en la  calle Moncada; otros de más categorías como el hotel Venus en la calle los Maceos,   la fonda La Paz en Crombet,  que también era posada.
Cada grupo étnico tenía por lo regular sus sociedades mutualistas y  existía algún que otro fumadero de opio.  Muchos haitianos, que no tenían sociedades ni nadie que los protegiera, realizaban las tareas agrícolas como el corte de caña, vivían hacinados en barracones sucios y malolientes de los centrales azucareros o se internaban en las montañas como colonos, donde eran explotados, muchas veces vivían solos.
 Las familias norteamericanas se dividían entre las del ferrocarril y las de los militares de la Base, que transitoriamente vivían en el pueblo, casi siempre en casas de huéspedes de familias que se dedicaban a alquilar habitaciones solo a norteamericanos, y la de los yanquis del país, empleados de la Guantánamo Sugar Company, su edificio estaba en  la calle Pinto y Los Maceos  era la dirección general de las fábricas de azúcar, o sea los centrales azucareros.
 Los del ferrocarril Guantánamo-Caimanera vivían en grandes casas pertenecientes a la empresa, sus relaciones eran sólo con las familias norteamericanas de los centrales azucareros; estos habitaban en barrios especiales en los bateyes que eran destinados para los altos empleados.
Los grandes almacenistas y dueños de tiendas grandes de víveres, ferreterías, panaderías, eran  generalmente españoles, había  muchos catalanes, ya con familias nacidas en el país, además de muchos otros españoles pero sin la suerte de estos,  eran  colonos, aparceros, arrendatarios, trabajadores agrícolas, de minas, todos laboriosos. Muchos latifundistas cafetaleros eran gallegos, las montañas estaban llenas de ellos, por cierto, generalmente existe la idea de que los primeros emigrantes fueron de Galicia, la verdad es que los españoles que primero llegaron a Cuba fueron de Andalucía e Islas Canaria, luego los gallegos, asturianos y catalanes.
 Los garajes y ventas de accesorios para automóviles estaban en manos de cubanos, el de Manolo cuatro ojos en carretera, el de mi padre Ballester frente al parque 24, el de Rogelio la Rosa  al lado del cine Oriente, el de La Viuda en San Justo, el del padre de Asdrúbal López en la piquera del suizo, uno grande nuevo en  los Maceos, el que no recuerdo el nombre creo de Obrey;  también existían servicentros  en la calle Los Maceos, el de Muñiz, también los talleres de mecánicas el de Bil Santana, el de mi tío Armando en Agramonte,  en la esquina  estaba el comercio de ropa  del moro Elías Calles,  padre de  una morita bonita, talleres  de   tornería uno  en Carretera  de Angelito Martínez donde el luego General de Brigada  Chueg  Colas trabajaba  como tornero.
Teníamos como periódico LA VOZ DEL PUEBLO, de Vázquez Savón,  de tendencia pequeño burguesa,   el NACIONALISTA un boletín ferroviario  en  revistas, LUZ,  revista literaria dirigida por la poetisa y educadora Doña María Beltrán de Monte de Oca,  esta  era de la escuela americana, otro pequeño  periódico EL VIGILANTE,  este lo recuerdo muy bien pues allí se publicó la defunción de mi madre,  una revista mensual VOCERO ESTUDIANTIL órgano de la 2da enseñanza  dirigida por Onil Fuentes. Muchas escuelas y organizaciones tenían  publicaciones mensuales confeccionadas en mimeógrafo, recuerdo que en los Rover Scout teníamos una mensual  donde el que subscribe era el director apoyado por el señor Fabré de la sociedad  cultural Mariana Grajales  para gente de color (así lo decían en esa época) que estaba en la calle Martí entre Pinto y Bernabé Varona;  también llegaba la prensa nacional el Mundo, El País, el Diario de la Marina,  todos de tendencia burguesa y el periódico La calle,  el agente mi vecino Félix Mendoza, el que en la lucha contra la tiranía fue salvajemente torturado.
Divididos en escalas sociales, los blancos pobres que no tenían sociedades, sólo derecho a bares y prostíbulos y no a todos, pues los de categoría tenían sus preferencias, muchos vivían en las orillas y barrios marginales, en casas miserables, con proles numerosas,   bares ruidosos como El Platanar de Bartolo, en el 13 Norte.
Los blancos de clase media, empleados de oficinas, pequeños comerciantes, que tenían derecho a sociedades como La Colonia Española,  el Block Catalán  y el Club de Leones, también muchos eran  empleados de la Base Naval. Los blancos ricos iban a la Unión Club y al Rotario, en estos dos últimos lugares se jugaba  a veces fuerte sumas de dinero, para  ellos era necesario ser socio de familia de abolengo, con dinero, blanco y buena posición social.
El juego de la  bolita, la  charada, era para el resto de la población;  tiraban la bolita de Venezuela  y de Santo Domingo, por esos números se ganaban o se  perdían aquí.
 Los negros estaban divididos también en las gamas de colores que marcaba el dinero, el único que no tenía sociedad por el color de la piel era el jabao. Había sociedades solo para mulatos, como “El Siglo XX”,  aunque yo bailaba allí  nunca me dijeron nada, “La Nueva Era“; para negros; el negro prieto tenía el “Club Moncada”, todo esto dependía de la posición económica además el linaje de la familia.
Decenas de logias, mi padre era maestro masón en una de ellas. Estaban presentes todas las religiones además de las Iglesias Episcopal y Evangelista. Teníamos la histórica iglesia Católica de Santa Catalina de Rizzis en el Parque Martí, la que fue totalmente renovada en su interior. En la calle Paseo estaba la Iglesia Católica La Milagrosa, que en su tiempo batió todos los records de arquitectura. Esta tenía la casa de los sacerdotes adyacente al edificio de la
Iglesia, los sacerdotes de la Iglesia Santa Catalina de Rizzis vivían en El
Curato, casa parroquial  vivienda de dos plantas en Pedro A. Pérez esquina a Carretera. Allí me bautizaron,  tendría como 6-7 años,  mi padrino Armando Giral y su hija.
 En el patio de  la casa parroquial donde estuvo la estación de bomberos, no sé si la situaron allí provisional,  pues es donde la recuerdo, luego la vi al lado de la cárcel en la calle Martí donde me imagino siempre estuvo. Recuerdo cuando sacaron del patio del garaje de mi padre aquel viejo carro de vapor,  un  tanque de bombero llamado  LA ATREVIDA,  que databa de 1912 y lo situaron como reliquia al lado de la cárcel  en la estación de bomberos.
 Al lado del Curato, en Pedro A. Pérez,  existía  un inmenso patio, allí hacían muchas  tómbolas con todo  tipos de juegos, para recaudar fondos para la Iglesia. Al lado también  estaba el kiosco de Armando, célebre por  la forma que planchaba las piernas de puercos  con una hoja de muelle de auto  y azúcar negra,   le llamaban con el pan emparedados de  pierna.
Otras eran la Iglesias Pentecostal, Bautista, Adventistas, también los centros espiritistas, la Tumba Francesa, a la que  mi abuela Senda me llevaba, allí tenía varias amigas. La Tumba francesa es el resultado de la obligada emigración de los colonos franceses y sus dotaciones de esclavos. Al llegar a Cuba los emigrados continuaron desarrollando tales prácticas. Los esclavos asumieron el “francés” – y no el español – como lengua de comunicación y adquirieron de sus amos comportamientos sociales y culturales que nada tenían que ver con España ni con lo que ocurría en la isla en esa época. En los siglos XIX y XX, ésta salió de los cafetales orientales para trascender en sociedades herederas de los cantos en francés, creole y español.
 El parque Martí,  que era el principal,  tenía fama al nivel nacional, por su arquitectura y diseño,  tenía una sección dedicada a las madres, con un busto representativo de mármol blanco diseñado y creado por una famosa escultora. Estaba situado al costado de la iglesia, también poseía un monumento de mármol blanco como estatua del General Pedro  A .Pérez (Periquito).   Era costumbre ir a pasear en este parque, principalmente en las tardes y noches, verse al salir de la iglesia  con los amigos y amigas, o caminar a lo largo de su rotonda ovalada de granito. Otros solo se paraban al lado de esta para ver pasar las muchachas bonitas. También los varones  hacían una marcha contraria a las de las hembras y al pasar las miradas hablaban.
 El parque tenía tres arcos gigantes en tres diferentes escalas, estos sobre el escenario donde tocaba la Banda de Música Municipal varias veces por semana, y frente al cual había una fuente adornada con rosas de barro bancos y asientos también de granito estaban situados a todo lo largo del parque. Recuerdo cuando construyeron la concha del Martí  y a su inauguración por primera vez vinieron  de la Base  Naval  militares en una misión cultural, fue un grupo musical que tocó esa noche, lo que nos resultó tan extraño, pues estábamos acondicionado que  ver americano en la ciudad, eran gente borrachos bronqueros con sus prepotencias.
Como antecedente histórico en este parque tocó una banda militar norteamericana cedida por el almirante  Higginson y el comandante  Mc Kalla del crucero ´´Marble Head´´ el 12 de febrero de 1902. Fue significativo también cuando la banda municipal guantanamera dejó de tocar las marchas largas y cansonas y para amenizar las retreta tocaban danzones,  paso doble y otras piezas  populares con el aplauso de todos  los asistentes; esta banda le debe mucho al entonces  Alcalde Emilio Bustillo, este  viaja a Santiago de Cuba y trae al maestro Rafael Iniciarte Ruiz capitán del Ejército Libertador, director de la Banda de Concierto de Música del General José Maceo Grajales, de la Banda de Música de Santiago de Cuba y de Manzanillo, con él se logró elevar el nivel técnico de los músicos y la buena calidad en el montaje de los números musicales.
 Se cerraba la noche de los fines de semana en la barra del Monte Carlos frente al parque  para tomar soda o Coca Cola con limón,   otros con más poder adquisitivo en el club Arizona o Nevada,   uno de ellos creó el Nevada detrás de la iglesia.
 Por el día, en una de la esquina del parque,  se reunían  cerca de sesenta muchachos limpia botas con sus cajoncitos, entre clientes y clientes  el tiempo  lo  mataban jugando dinero a los números de los vehículos que pasaban nones o pares.
El parque  24 de febrero,  el parque de mi infancia,    fue  la primera plaza de la ciudad,  no tuvo  suerte de sobrevivir,  lo desbarataron, fue un lugar bello lleno de árboles grandes llamados Higuito, donde se reunían los fines de semanas los criadores de canarios y otras aves cantoras estaba llenos de adoquines, un busto de nuestro apóstol y en una urna de cristal los zapaticos de rosas y solo quedó un gran terreno para circos y caballitos.  Originalmente este parque tenía muchos árboles y pasarelas, con bancos (asientos) donde las personas se iban a recrear en las sombras. Después de ser  explanada para  los circos  lo convirtieron en un lugar de  recreo para los niños (sobre los   circo en Guantánamo  dedico un espacio  en el Blog). Luego movieron  los circos a la plazoleta que estaba en los terrenos de la Estación de Ferrocarril del Norte, frente a la Aduna  donde también trajeron al Coney Island y sus atracciones.
No es hasta inicios de la pasada centuria, en el período republicano, cuando el mayor general Pedro Agustín Pérez, alcalde de la ciudad, decidió llamarlo 24 de febrero, en homenaje por la fecha del inicio de la insurrección independentista cubana, en 1895. Durante los primeros años de ese período, se utilizó como mercado, luego se instaló un circo de caballitos, un cine al aire libre, casetas de refrescos y fotos, convirtiéndose así en un parque de diversiones. Finalizada la década de 1930 se le añadieron al parque, bancos, rosales y otros elementos, convirtiéndose en un parque político. Este sitio ha sido nombrado de diversas maneras: Plaza de Armas, Constitución e Isabel II, en honor a la Reina de España. En la etapa republicana se le denominó 24 de febrero, nombre que aún conserva,   los políticos utilizaban ambos  parques para mítines.
Antes de llegar al parque Martí por la calle Calixto García al lado del cine Actualidades estaba el café Florida de Manolo  Arias,  amigo de mi familia,   creo en la calle Los Maceos,  la sastrería de Arafet,  mayariceros como mi padre,   la agencia de bicicletas y motonetas  de Glicerio al comienzo de la calle Estrada Palma o como la conocíamos simplemente Carretera,  detrás la dulcería donde trabajaba el viejo Navas padre de Majín Mejías.
 La piquera de autos  para Caimanera en las aceras del café el Suizo, este lugar muy cerca de la conocida zona de tolerancia fue embargado y en el garaje de mi padre se almacenaron  los medios del  establecimiento. La mueblería Piriz, en Calixto García y Emilio Giró. La barbería de Mulato en Carretera, el único barbero que no me aterrorizaba en mi niñez,  los demás eran con aquellas máquinas de pelar manuales temibles.
 Los almacenes La Tijera de Ojalvo, la ferretería de Rafols, en Los Maceos,  este catalán oriundo de  Villafranca de Panedes,  padre de la linda María  a la que llamaban  Macu, vecino mío,  presidente de la sociedad española de la ciudad.
Al ser visitada la ciudad en el año 1897 por una   intransigente pro española a todas costa,  periodista de esa nacionalidad, Eva Díaz Canel, la que había fundado en  1891  su propio semanal en La Habana al que llamó La Cotorra  que se caracterizaba por ser del tipo satírico y panfletario.  A pesar de haber vivido en la isla ocho  años Eva nunca hace referencia a los asuntos internos de Cuba en su libro de viajera ´´Lo que vi en Cuba´´  al  describir aquella Cuba española en sus más mínimas expresiones,  pese a que en su camino se encuentra con personajes tan interesantes como Emilio Bacardí.  Todo su interés se vuelca en gentes españolas anónimas que al doblar de unos años serán olvidados.  Se niega  en su libro  de dar criterios sobre los españoles que opinan o participan en la vida política cubana. Tan solo los menciona sin otros argumentos. No sabemos las causas de esta actitud de una mujer tan apasionada en sus criterios y que por su pasado estaba muy cerca de la historia de la isla.
Ella se valoraba como una representante del españolismo más intransigente, cuando nos visita la sociedad catalana en el pueblo  no quiso reunirse con ella por las contradicciones  independentistas históricas  de los catalanes con los españoles,  no obstante el Sr.  Rafols la atendió cortésmente.
Frente a la  casa de Rafols en Calixto García vivía también   el Coronel del Ejército Libertador Enrique Thomas, hombre  muy positivo hasta el final de sus días. La historia recoge que en 1898 trató de asaltar la cárcel  y liberar los presos políticos que allí se encontraban pero el plan fracaso. Los estudiantes del Instituto de Segundo Enseñanza  buscaban siempre su apoyo,  que él le brindaba; a su muerte  vino un contingente militar de la Base Naval, no recuerdo una compañía o  un pelotón  de marines, los que marcharon con el cortejo fúnebre no podía ser menos ,el hombre que salvó  muchas vidas de soldados  yanqui cuenta la historia que las fuerzas del Teniente Coronel Enrique Thomas, que permanecieron en Playa del Este y en sus inmediaciones hasta finales del mes de julio, protegieron a los marines yanquis de posibles incursiones españolas.
El propio Thomas reconoce en sus memorias: "(...) los primeros días fueron para nosotros alegres, pero esto fue variando de tal modo que después de rendido Santiago de Cuba, se nos hacía insoportable la estancia allí”. Mientras los norteamericanos pernoctaban en sus campamentos, protegidos por tiendas de campaña que los resguardaban del sol, de las lluvias y del sereno, los soldados mambises debieron conformarse con ranchos improvisados en la intemperie. Los médicos norteamericanos no prestaron la debida atención a los enfermos del Ejército Libertador, las raciones de alimentos que debían distribuirse entre las fuerzas en ocasiones faltaron a los mambises.
Las relaciones entre las tropas, fraternas en los días de peligro, se tornaron tirantes, las manifestaciones de desprecio hacia el soldado cubano fueron frecuentes y no faltaron los momentos en que fue necesario convencer a los hombres para conservar el orden. "Fueron atentos mientras duró el peligro y cuando se disipó éste, no faltaré a la verdad si digo que estuvieron hasta groseros (...)", señaló Thomas El mando norteamericano impuso a las fuerzas cubanas una política de aislamiento que se manifestó en la imposibilidad del jefe del Regimiento Guantánamo de enviar libremente comunicaciones al  General Pedro A.  Pérez (Periquito),  a través de los correos situados en punta San Nicolás. Los envíos que pudieron realizarse se lograron tras muchas súplicas y ruegos. La integridad moral de Thomas y su respeto a la orden de Periquito de "(...) dejar bien puesto el nombre de nuestra amada Patria (...)" evitaron choques desagradables entre ambas fuerzas, aparentemente aliadas.
 El día 19 de julio, Thomas remitió a Pedro A. Pérez copia de una proclama firmada por el presidente norteamericano William Mc Kinley el día anterior, en la cual se instruía a las fuerzas de ocupación acerca de la conducta que debían observar en los territorios liberados. En ella se indicaba: "El primer efecto de la ocupación militar del territorio del enemigo es la superación de las antiguas relaciones políticas de los habitantes y del establecimiento de una nueva potencia política". Como puede observarse, los norteamericanos se erigen en amos supremos de los destinos del pueblo de Cuba.
El día 19 de julio Thomas fue llamado a conferenciar con el mayor general Nelson Miles, General en Jefe del Ejército norteamericano, este le solicitó 50 hombres de sus fuerzas para embarcarlos hacia Puerto Rico: "(...) no para pelear, sino para hablar y convencerlos (a los puertorriqueños) de las ventajas que les podían ofrecer los norteamericanos". Ese mismo día Calixto García le ordenó al general Pedro A. Pérez lo siguiente: "Sírvase Ud. poner a disposición del mayor general William R. Shafter cincuenta hombres del Regimiento que manda el Teniente Coronel Enrique Thomas, para acompañar al Ejército Americano a Puerto Rico, procurando sean voluntarios P. y L. Calixto García."
El día 23 de julio, antes de producirse la separación de las fuerzas cubanas de las norteamericanas, para incorporarse las primeras al Cuartel General de la Primera División, el comandante Browman Mc Calla ordenó la formación de ambas unidades con el propósito de dirigir algunas palabras de agradecimiento a los cubanos. El breve discurso fue traducido a intervalos por el teniente coronel Garda Vieta. En el momento en que se refirió a sus tropas, Mc Calla expresó: "(...) Los cubanos habían venido a salvarlos del pánico en que se encontraban ellos desde su llegada por los continuos ataques de los españoles que no los dejaban respirar. No sé cómo agradecer bastante, en nombre del gobierno de Norteamérica y en el propio, a los cubanos que, como una bendición del cielo, llegaron en momentos precisos para evitarnos un desastre."
Uno de los oficiales yanquis, el teniente coronel Huntington, jefe de las fuerzas de tierra, protestó de algunos conceptos implícitos en esas palabras, a lo cual McCalla replicó: "Ud. podrá decir lo que quiera, pero la verdad histórica es lo que acabo de manifestar”. De esta manera, las fuerzas aliadas se separaron después de permanecer 42 días en estrecha y contradictoria convivencia.
Yo lo conocí,  aunque viejo,   un hombre elegante, siempre de saco y sombrero, cortés y educado, bajo de estatura, una calvicie y blancos cabellos ralos, cuando  estábamos en su vieja y acogedora casa  de un amplio portal un patio lleno de plantas ornamentales jugando monopolio con Chuchi,  Fabré  amigo del barrio , el viejo Thomas al entrar y vernos daba los buenos días a los muchachos, su única  hija Evangelina era la madrina de  Chuchi , su ahijado el que era un hijo en aquella casa,  él había nacido en este caserón hijo de la doméstica. Sobre el tema escribe el  historiador  Brigadier del Ejército Libertador Enrique Collazo,  participante en las dos guerras en su libro Los Americanos en Cuba  dice su prologuista Julio  Le. Riverend Brusque: Pone Collazo al desnudo en el libro como una vez desatada y decidida la guerra, funcionarios y prensa yanquis cambian sus conceptos. Refiere: Los cubanos que antes eran víctimas del colonialismo español y por ende, combatían como leales enemigos, ahora serían vituperados como gente sin organización, saqueadores,  harapientos, puntos menos que bandidos  despreciables. Collazo dejo bien establecido este matiz de la política norteamericana. Había que calumniar, desvalorar a los patriotas  para desconocerlos y apartarlos de la decisión futura de su destino.
Collazo es el primero que prueba que sin la acción decisiva de  los cubanos, el ridículo ejército de  los Estado  Unidos,  con sus generales obesos e incapaces y sus  rough rider, estilos Far West, nada hubiera podido hacer, salvo el bloqueo marítimo, frente  a las tropas española, más identificada con el terreno y sus condiciones. En la guerra Hispano – Cubano-Norteamericana  estos siempre han hecho caso omiso del Ejército Libertador cubano y puesto tenaz empeño de hacerlo desaparecer completo,  como si quisiera con ello atenuar la conducta poco escrupulosa  e incorrecta observada durante el gobierno interventor con la parte cubana, cuyo apoyo solicitó en los primeros momentos de la guerra, cuando le era necesario, y que solo pagó más tarde con el engaño y el insulto; se gozaron en presentar el soldado cubano ante el mundo como asqueroso,  pordiosero, sediento de botín y de  sangre.
No sería sin duda, para ocultar su conducta posterior poco escrupulosa que los imperialista calumniaban al Ejército Libertador, sino  sobre todo para disfrazar antes la opinión mundial,  su incapacidad de vencer solos a una potencia  degradada como España y que eran incapaces, se prueba por la propia organización deficiente de los cuerpos expedicionarios norteamericanos, a juzgar por lo que explica con sorna  el historiador Walter Millis,  dice que  en ninguna guerra el ejército norteamericano ha podido triunfar sobre su enemigo a menos de  aplastarlo en número y en equipo,  que sus generales no eran más que empresarios de uniformes capaces de tener éxito si les sobraba poder material  o les ayudaba un aliado buen combatiente.
En nuestro barrio también vivió antes de ser asesinado en la capital, por el dictador Dominicano Trujillo,  Pipi Hernández,   revolucionario de esa nacionalidad, Un destierro activo propiciaba Cuba a Pipi Hernández. Fue aquí uno de los pilares de la unidad de acción contra la dictadura y factor de peso en la integración del Frente Unido Dominicano, una entidad que tras vencer divisiones enojosas consiguió nuclear a todas las fuerzas oposicionistas Cuando lo asesinaron, Pipi trabajaba como capataz en las obras del hotel Habana Hilton, hoy  “Habana Libre” entonces en construcción, y tenía mujer e hijos cubanos. Poco después, sobre las diez de la noche, cuando volvía junto a los suyos, tres hombres salieron de las sombras y le cortaron el paso en la esquina de 25 y A. Dos de ellos le agarraron los brazos y se los levantaron con fuerza. El otro, con un cuchillo, trabajó con rapidez y precisión el cuerpo indefenso.
Continuando con mis vecinos,  a la casa de mamá Tota llegó un hombre joven,  negro, de la frustrada expedición   de Cayo Confites, todas las noches  nos ponía a marchar a los muchachos del barrio. Otro de los vecinos era  el Dr. Fernández Morales,  dueño de la farmacia de su nombre,   su linda hija Silvia y su hermana;  el Dr. Cucho Herrera,   su hija Chavela y las hermanas de esta. El edificio más alto de la cuadra  donde vivía Pintado,  dueño del aserrío en el camino de los Caños que lleva su nombre,  este  trajo y piloteaba un helicóptero al pueblo.
 Cómo nos afectó la muerte de la niña del barrio Mimí Borgella,  hija del cronista social de la Voz del Pueblo  Manolo Borgella, y luego la de nuestro amigo de la calle Pedro A.  Pérez,  Pio Garza, el que contra todos los criterios  por  padecer tifus fuimos a verlo a su casa junto con mi amigo  Luis Solá Vila,   antes de su fallecimiento. Del barrio también la elegante y bella mujer Elvia Silva, madre de Dany, Loli y Marcia,   la que luego  se casó con el padre de Coquí Salazar,  médico prestigioso,  las casa de Mirta Sánchez y Trinita Feliú en Calixto García
El Colegio De la Salle donde Hermanos de las Escuelas Cristianas De la Salle, llegaron después de los acontecimientos en Méjico de 1914. Un grupo de hermanos franceses y mejicanos  llegados a nuestra isla  permitió la apertura de centros escolares y se abrió el nuestro,  daban clases desde primaria hasta el séptimo grado al sexo masculino. Allí empezamos mi hermano Ricardo y yo el 1er grado con el hermano Mario,  un campesino francés gordo y fuerte,  colorado,  que tenía una vara flexible que llegaba al final del aula y hacia buen uso de ella;  había un hermano del  segundo grado, al que todos los muchachos le tenían miedo, el hermano  Adriano,  chiquitico y siempre con un pelado militar, pasaba por el lado de uno y le hacía “el avión” que consistía en poner las manos en nudos y subirlas rápidamente desde la nuca hasta la cabeza, quedándole a uno y por un buen rato un ardor molesto. El hermano Gustavo,  tipo bien parecido asediado por algunas mujeres,  ambos cubanos,  el botánico hermano León,  su nombre de familia era Charles lrs Vente,  naturalista y estudiosos de las ciencias comerciales, sobre nuestra fauna y flora realizó un extenso estudio sobre todo en la Sierra Cristal, creo acompañado por mi amigo Rafael Coutin Rubio,  el que luego ejerció allí como maestro de parvulitos (niños pequeños); José María Queral entusiasta profesor de educación física. También  recuerdo los castigos físicos a  que éramos sometidos por cualquier motivo
El Colegio Sarah Ashhurst, conocido como colegio americano,  la directora señorita Eleonor L. Clancy acompañada siempre de su perro  pastor alemán,  también ofrecía las mismas clases para ambos sexos. Mi bonita maestra Evangelina Rodiles, mi condiscípulo  Omar Ranedo  asesinado por la tiranía de Batista. Recuerdo a mis condiscípulas Elvia Cisneros  del Molina, hermana de Pachi y Freya Cobián, Imilsis Rovira  Lourdes Vedo del Americano, El Colegio de Las Monjas, Santa Teresita  para al sexo femenino,  el colegio José de la Luz y Caballero conocido por el  Colegio Molina,  sus clases dominicales y los juegos infantiles, las  tómbolas en el patio. El reverendo Molina, persona afable,  la Dra.  Leonor  directora del plantel,  muy recta;  de haber sido religioso hubiese sido Bautista, de allí también mi condiscípulo Reynaldo Brooks,  que cayó combatiendo la tiranía de Batista; también recuerdo a  nuestra maestra María Luis.
La Escuela Normal para Maestros, la escuela Profesional de Comercio, Escuelas del Hogar, las escuelas primarias  públicas y escuelas de corte y costura.
 El Colegio Varona, el profesor  José Cabaleiro Turcas, padre de mi amigo  Pepecito,  la experiencia personal en los Colegios Internacionales del Cristo con el reverendo Agustín González Seisdedos y su esposa,  fue también muy buena persona. El reverendo falleció en un accidente  aéreo  cuando salía de Santiago de Cuba el avión cayó en el mar,  esta escuela pertenecientes a una cadena de escuelas que existía en la América Latina, bajo la dirección de la Misión Bautista Americana. No puedo olvidar  en la calle Los Maceos  el aula de la iglesia Adventista donde  hacíamos   la preparatoria  mi hermano Ricardo y yo.
Cerca de casa teníamos el Instituto de  Segunda Enseñanza, donde se impartían  clases conducidas por catedráticos a un nivel más elevado para ambos sexos. El Dr. Medrano,  personaje pintoresco muy preparado,  las huelgas de los estudiantes  entre ellos  Calixto Olivares,  Samuel Rodiles y otros que se enfrentaban a la guardia rural. A la entrada había un cuadro azul  inmenso de  los estudiantes de medicina fusilados, supe que no todos los españoles eran  unos….  malos,  que los había como Capdevila,  buenos.
El 5 de febrero de 1958 más de una veintena de estudiantes del Instituto de Segundo  Enseñanza de Guantánamo inician una huelga de hambre con el objetivo de presionar al gobierno auténtico de Ramón Grau San Martín (1944-1948), para que se construyera un edificio con mejores condiciones que el viejo y carcomido caserón que ocupaban, este era alquilado a  fundación Beltrán Hill. Hicieron un severo ayuno, recuerdo pusieron varias camas  en lo que servía de pasillo  en la entrada con una gran ventana que deba a la calle, desde ese lugar venía la gente, entre ellos yo,  a ver a los muchachos acostados,   entre ellos a Carlitos Olivares, el que luego fue mi jefe en una célula del M-26-7; esta huelga fue apoyada por la población, ya el día 8  la huelga se extiende a varios centros de trabajo hasta el día 11, que es cuando se conoce que el gobierno ha accedido a la petición de los muchachos, ya se había producido violentos encuentro de la Guardia Rural y la policía nacional con manifestantes, en uno de ellos hieren de bala a Armando Tey Lambert,  pasaron frente al garaje de mi padre en aquellos caballones tejanos plan  de machete en mano.
  Una anécdota en el Centro de veterano de las guerras de independencia los que siempre apoyaban las luchas del estudiantado, cerca de la línea del ferrocarril de Caimanera el entonces capitán de la policía nacional Villa Romero tuvo unas palabras con los estudiantes y dijo ——¡A TOITICOS me los llevo preso!—— y así fue bautizado para la eternidad.
 Las escuelas públicas, la Escuela de Comercio,  la del Hogar,  La Escuela Superior número uno y número dos, La Intermedia, en el verano  se hacían  las Paradas de todos los colegios, con desfiles de alumnos, bandas (conjunto de tambores, cornetas) y banderas que en muchas veces representaban a todos los países del mundo. Una de las presentaciones que más gustaba era cuando el Colegio de La Salle montaba las banderas de todos los países en bicicletas, y estas hacían varias evoluciones frente al Jurado que estaba en el corredor del edificio de La Colonia Española en Pedro A. Pérez, frente al Parque Martí.
 La Banda del Instituto de Guantánamo era muy buena por su energía,  llevaba un conductor (batutero) de primera que  hacía con su batuta  piruetas. Cuando nos visitó la escuela Progresiva de Cárdenas con  un toque de banda distinto al que sabíamos,  muchos redoblantes continuos, aquello fue una explosión,  todas las escuelas los imitamos, fue el acabose,  revolucionó los desfiles con la aprobación de todos. Al final de cada curso se realizaban las graduaciones en algunos de los teatros del pueblo.
 En una ocasión  al venir de vacaciones de los internacionales del Cristo me llamó la atención unos carteles con una foto pegado en lo postes que se decía búsqueda del espía alemán  Lunig.
 El Hospital General, a la salida del pueblo vía Caimanera, este era un desastre con unas pésimas condiciones  para la atención de más de 200 000 habitantes con capacidad de 240 camas, construido en 1918 poseía seis salas,  su aseguramiento era para 74 enfermos y a veces llegaba a 200 además para ingresar para algún tratamiento u operación había que tener alguna palanca política;  para operar a mi madre en la capital en el hospital Calixto García mi padre  gestionó su ingreso con el vecino en tránsito en  ese entonces  Eusebio Mujal. Existía el concepto de que los grandes problemas de salud solo se resolvían en  La Habana que era donde estaban los adelantos médicos en la época y que todavía en algunas personas está presente esta idea.
 La clínica de La Colonia Española donde ofrecían servicios si usted era asociado. Este tenía edificios modernos con algunas habitaciones con aire acondicionado y   enfermeras graduadas. El Centro Benéfico al lado del colegio de la Salle, allí me operaron de la garganta el Dr. Fernández,   la anestesia entonces era un paño con éter, al menos no te pegaban con  un palo en la cabeza; era costumbre que los médicos visitaran  a los pacientes en sus casas. La clínica nueva  Guantánamo, al final de la calle  Paseo al lado de la bonita casa de una francesa la que daba el río Guaso y la Casa de  Socorro, detrás de la jefatura de la policía en Martí y Bernabé Varona,   el enfermero era Martínez que se casó con  la bella prima de mi madre Zenaida.
 Cómo olvidar el asilo San José de la Montaña para niñas atendidas por  aquellas abnegadas monjitas vestidas de azul pálido, no recuerdo la orden a la que pertenecían. En  los Boy Scout al Sr Bradford,  jamaicano que trabajaba en la Base Naval,  los fundó y trabajó con nosotros mucho tiempo en esta institución,   aprendimos  mucho de la vida campestre, todo muy sano. Las  madrugadas  interrumpidas  solo  con los murmullos de la gente que atravesaba el parque 24 de febrero  para coger el tren a Caimanera, eran los obreros que trabajaban en la Base, al apagarse estos,  los sustituían los pregones mañanero de los vendedores ambulante,  había uno mentiroso que decía que una lata de boniato vale  un medio ( cinco centavos), de yuca,  de  anoncillos, otros pregones y ruidos se iban sucediendo a medida de las horas del día pasaban, el pito del cartero, el de los amoladores de tijeras con sus carritos de la época de la colonia  los timbres de los coches,  los claxon  y pitos de los automóviles, los pregones de  los turroneros,  de los dulce de pudín de boniato, los pais (pasteles),  la cornetas del carro de helados Guarina,  la campana del carro de la basura, los pregones nocturnos,  los tamales, pican, no pican, el maní garrapiñado, las campana de la iglesia.
Circulaba el dólar americano a la par del  peso cubano,  con el mismo valor, mucho antes de todo esto siendo más pequeño recuerdo unos tipos que vendían duro fríos por las calles en unas cajas que colgaban de sus cuellos, la bebida refrescante a la que llamaban habaneros (helados con refresco) que hacían en las calles Carretera y Martí
Los velatorios en ese entonces era en las casa, luego  los Mejías y Almendral pusieron las funerarias en función de esto, la gente se fue acostumbrando poco a poco. El primer vehículo auto motor fúnebre lo trajo Almendral, antes de esto eran carrozas (coches) tiradas por caballos en realidad  imponentes,  como la que sale en la película La Muerte de un Burócrata, y aquel carrito que daba lastima de la municipalidad para los fallecidos del cuarto de la papa del hospital civil,   le llamaban el de la lechuza.
El primer cementerio estuvo en 1916 en Santa Rosa,   el actual,   lleno de  construcciones funerarias en mármol de Carrás y estatuas del mismo material al final de la calle Carretera,  morada final de casi toda mi familia.
  Los días de  Santa Bárbara,  San Lázaro,  los bembés de lujos  de los Bordatos en Carretera,  frente al nuevo mercado y  los de los barrios marginales era algo digno de ver. Los carnavales  de la Semana Guantanamera,  semana de carnavales, comparsas, y fiestas siete días de fiestas y poco trabajar. Se formaban grupos musicales que iban a todos los comercios a tocar y pedir dinero, había  un individuo que sometía a media en un caballito de cartón y bailaba, algo heredado de los bailes y fiestas  africanas,
 A cada lado de las calles de Paseo y Carlos Manuel montaban kioscos donde vendían cervezas, bebidas alcohólicas, refrescos, comidas de todo tipo incluyendo chilindrón de chivo y macho (cerdo) asado con yuca con mojo. La calle Carlos Manuel era más familiar, muchas de los vecinos montaban timbiriches, al otro día estas calles olían a cerveza derramada.
La rutina era: Ir al trabajo, salir del trabajo para el carnaval, a casa a dormir 2-3 horas, y de nuevo la rutina el día siguiente por siete días había camiones con equipo de música para  las congas el de la Cristal,  era muy estimado.
 Poco antes de comenzar la semana guantanamera elegían a la Reina del Carnaval y sus damas,  las que paseaban en su carroza, las carrozas  competían en coloridos y en mujeres bonitas,   sobre todo las mulatas de estas recuerdo cuando trajeron al pueblo las populares  Mulatas de Fuego, gustaban muchos los merengues dominicanos, estaba de moda el Negrito del Batey  y Palo Palo Bonito Palo eee.
 La carroza de la  cerveza Polar  la hacían en el garaje del viejo, existían dos marcas más,  Hatuey el represéntate Lozada, y la Cristal cuyo representante era Pimpo Méndez. Había otras pero estas eran las populares El garaje también servía como depósito del refresco Quinaber y parqueo de los carros de reparto,  el representante era  Carlos García en la calle Martí. También  guardaron  en el garaje, por un tiempo vehículos de reparto de la Ambrosia de confituras.
También la ciudad se dividía por colores residenciales: el negro para la orilla o para la Loma del Chivo, que eran manzanas y manzanas con solo familias negras; la gente de posición, por lo regular blancos, vivían para el centro, después se construyeron repartos para la aristocracia. Santa Catalina de Rizziz y algún intento para la parte de Santa María, este era un lugar campestre, donde existían variedades de clubes y balnearios,  no había piscinas en Guantánamo, todos selectivos: el balneario del Club de Leones, a la orilla del río Guaso lugar lleno de bambúes, el club de los Orfelos en Santa María. Dentro del pueblo había clubes, el Nevada, El Arizona el Piccolo Club, en la carretera de Santa María, este último aunque era popular no admitía negros.
 El Club de Leones daba romerías típicamente españolas, algunos socios  se disfrazaban de campesino español, generalmente gallegos, boina y alpargatas se montaba en un burrito alquilado a Antonio el mantecadero, y hasta con él entraba al salón del baile. Allí vi por primera vez a Luis Carbonell,   este vivía en Santiago de Cuba. Todavía  no había carretera a Santiago e hizo un viaje lleno de dificultades  por la lluvia.  En una ocasión se organizó una comparsa de hembra y varones Las Barajas,   ensayamos en el patio de la emisora CMKS y participamos en una actividad  carnavalesca en el Club  de Leones,  creo que ganamos un premio.
Mucha gente se bañaba en el río  debajo del puente de la calle Aguilera,  también en el Río Bano muy popular el lugar, también en las orillas del Ranchón, El Ranchín;  los carros los lavaban en el rio Jaibo y en Santa María.
Las crecientes de los ríos era todo un espectáculo la crecida,  no era nada bonito, era algo estremecedor.  Aquellos planes que hacíamos con  Rafael, Farid y mío  de  salir de Yateras,  navegar por  el río Toa hasta Baracoa en un balsa salvavidas que yo tenía de la Base Naval a la que nombrábamos Contike. Hicimos varios ensayos por la parte de Santa María río abajo, pero no llegamos a realizar lo planeado no sé por qué razón,  aunque realizamos muchas otras actividades de este tipo. No sé quién trajo la idea de que en Australia  solicitaban colonos y nos íbamos un grupito a sembrar algodón allí y a cazar canguros. Hasta el plan loco aquel del túnel que íbamos a construir cuando murió el viejo relojero yugoeslavo  de al lado del banco, la idea era  alquilábamos el lugar y a cavar  hasta la bóveda  del banco Núñez.  Los planes de ingreso a la marina yanqui o irnos a lavar platos a New York;  las cacerías de gallina de guineas en Ullao,  en la finca del padre de Rafael Coutin  con Beto Ibarra, Farid Farad, allí  visitamos a lo que podía quedar de ruinas de Cumberland;  el intento de los ingleses de fundar un poblado en el lugar, cuando desembarcaron en nuestra bahía, pero los mosquitos y las fiebres se lo impidieron; la exploración a las cuevas de Santa Fe y la recolección de objetos indios.
El coche o vehículos de tracción animal  ha  formado parte de la historia y la cultura de la ciudad,  teniendo un fuerte arraigo socio cultural, no sólo como medio de transportación de persona  también en serenatas, actos políticos o sociales desde la colonización han existido coches en la islas de todos los tipos fue el principal medio de trasportación nuestros coches  de alquiler de pasajeros hacían piquera en el parque Martí.  Una buena parte de la caña de azúcar  de la zafra azucarera se hacía en carretas tiradas por bueyes, las mercancías también una parte era a través de los carretones(carretillas) que se alquilaban en la plaza del mercado, y los carboneros  utilizaban estas caretillas de caballos  estaban los coches fúnebres, el carrito de la lechuza  que hemos mentado y unos inmenso carretones tirados por mulos  para la recogida de las basura carretillas para ventas de viandas y otros usos algunas personas tenían un tipo de estos carruajes al que les llamaban Quitrín,  solo tenían dos ruedas grandes; cuando yo era más pequeño la leche la repartían en unos  carro amarillo tirado por caballos,   este era cerrado, existía muchas herrerías.
En tiempos de zafra el paso del tren cañero de las 12 de la noche,  por la línea de la estación de Caimanera que atravesaba todo el pueblo por detrás de la plaza del Mercado,  con un ruido ensordecedor en la quietud de la noche.
Los desfiles a caballo de Linos de las Mercedes al frente con los campesinos de Realengo 18,  por delante de la casa de Alfredito Gómez  en los Maceos,  dueño o   accionista de las minas del Cobre en Santiago.  Recuerdo los Caramelos Tudela, el Chocolate la India, el Pie de Coco de los chinos, el jabón 13/13, los ómnibus La Ideal, cuando empezaron a rodar por primera vez en la ciudad,  los guardaban en el garaje de mi padre y la construcción de lo que llamábamos la nave de las guaguas  en la carretera que iba para el hospital,  un santiaguero  dueño de la empresa, la comenzó Pagés,  luego compró en la base una cantidad de guaguas (ómnibus) creo Hurricán.
 Las dos emisoras radiales CMKS en Luz Caballero esquina Donato Mármol y la CMK  en Calixto García, los locutores en la primera era el cieguito Berenguer y  en la otra Wimento Domínguez,   ambas emisoras tenían una variada programación, en música, las había de danzones, mucha música mejicana, mambo, música española: Los Chavales, Los Churumbeles, Juan Legido;  muchos tangos se sintonizaba perfectamente,  la  radio de Santo Domingo y claro la de la Base Naval que trasmitía en inglés  dirigida al personal de la base no a la población  su presentación era. ———  IT IS THE UNITED STATE AIR FORCE RADIO STATION IN GUANTÁNAMO BAY,  CUBA.  A VOICE OF INFORMATION AND EDUCACTION.—   , supongo  las sintonizarían los anglo parlante que vivían en la ciudad que eran bastantes. Nadie piense que la juventud guantanamera estaba influenciada por el Jazz, o la música norteamericana, oíamos  claro a Elvis Presley, el llamado rey del Rock and Rol de moda, Glen Miller,  pero también a los nuestros,  la televisión de la Base Naval no trasmitía en esa época continuamente.
La mayor parte de los hoteles y las instalaciones nocturnas guantanameros, recibieron nombres en inglés,  y ni hablar de los nombres los prostíbulos Cuquita Home, Night and Day,  etc.
Las Salinas Medrano en Caimanera era un lugar que  visitaba cuando iba  a ver a mi tía Lola y los primos  que vivían en el Nunque, cruzaba un puentecito lleno de pececitos tamboriles  que allí existía. Existía también  la de Baitiquiri en San Antonio del Sur  que producían el 70 % del consumo nacional, la Guantánamo Banana Co. enlatadora de banana para exportación, del padre de mis vecinos Maco, Manolo y Beni, la tintorería La Habanera en el barrio  donde mandaba a planchar el traje negro azul heredado de mi padre para los 31de diciembre; la fábrica de  las  Galletas  Chiletto del  hermano de mi vecino un jamaicano blanco que tenía negocios de lavandería en la base. Los  Helados Sammy de la familia Sapayo en la calle los Maceos y los helados La americana,   el  Ron Carta Roca, de la familia Roca, fabricaba más de diez tipos de bebidas distintas,  estaba al lado de la tienda de víveres de Arenado,   en la esquina la casa de los Rovira,  donde dormían presidentes del país en visitas a la ciudad.  La tienda El 20 de Mayo de los Hermanos  Bustabad, donde correteando rompí una luna de un gran espejo, que  creo mi padre pagó.
Existían muchos billares, y  lugares donde había máquinas de juegos  y una profusión de bares con traganíqueles a todo volumen. La academia de inglés del profesor Reines,  este siempre con un cigarro en la boca, el  almacén de víveres  de Agustín Quevedo, la casa de empeño de los Maceos, la Fermosellana, siempre quise entrar pero nunca lo hice, la ferretería Los Dos Leones, la Imprenta Matos  de  mi vecino padre de Dorita, Almacenes AKB, Acumuladores Jauma, peletería Le-Varón en Crombet y los Maceos, mi amigo el agente del pienso  Purina Nayib Budején en Moncada y Crombet.
Los juegos de básquet nocturno en el instituto a los que íbamos Rosita y yo,  la  tienda  de ropa La Creación de Vigil.
 Las farmacias de Ñico, la  Nueva de Paquito, la de Chivás, la de Bonilla,  hubo una hemorragia de poner kioscos de  cafeteras italiana,  llenaron el pueblos de ella, hacían café Exprés. La cafetería del Morito, frente al parque Martí  se aglomeraban los fanáticos de la pelota, de las cuatros club que existían Almendares, Habana, Cienfuegos y Marianao, allí se apostaba, y la oían por un altoparlante. En  ocasiones encima del pueblo volaban los dirigibles de la base, iba al pueblo  un avioncito que hacía piruetas y ponía en el cielo  letreros comerciales en humo de colores,  por lo regular  marcas de refrescos.
 Los hoteles principales: Washington,  Roosevelt,   Pasaje y Aurora.
Castillo el  dibujante  que vivía en Bernabé  ya pintaba en un cuartón que daba a la calle, todavía no habían nacidos su famosas Criollitas. Mi querida Fefa un alma buena y noble viuda de un senador o representante a la cámara  de la República, de apellido  González Parra, madre de Yoquito, Albertico y María del Carmen en la Avenida y Pedro A.  Pérez  fue muy grato. Cuando vino de visita su bella prima Susi que vivía por Palos pueblecito del sur en Matanzas, recuerdo  cuando llegó Mario  de la Fuente padre de Mayito con el camión de distribución de gasolina de la ESSO al pueblo.
Todavía no había carretera a Santiago.  Un día al regresar  con mis barras de pan de flauta de la panadería de Malet la gente cantaba pin pin cayó Berlín,  pon pon cayó Japón, supe que la II Guerra Mundial había terminado.  Aquel  viejo busca vida al que le llamaban Son que con una bocina  de cartón casera gritaba  la programación de los cines y a viva voz:---- con Prío se come frio y con Batista caliente---  empezaron a poner letreros en las paredes YANKI GO HOME. Inauguraran un bar por Paseo  para arriba  El Okinawa, se llenaba  de cerveceros, la II Guerra Mundial trajo muchos dólares al pueblo, la gente se sentaba en las mesas del Petit Miami frente al parque Martí.
Los cines. Crecimos viendo  el noticiero del cine aquel que decía de la Atalaya BBC de Londres el nacimiento de las quíntuples  canadienses Dione,   cuando una de ellas falleció lo sentimos como algo propio. Las dos princesas inglesas,  Isabel que luego fue la reina y la feíta Margaret, el Duque de Windsor que no quiso ser rey para casarse con una gordita plebeya  norteamericana,  películas muchas mejicanas  era  una época de florecimiento de este cine, Tintán,  Cantinflas, Luis Sandrini el cómico argentino, muchas películas de guerra norteamericana la Patrulla de Batan, Kin Kon , Drácula, Tarzán,  aquello  interminables episodios de Flash Gordon,  algunas buenas musicales y otras como Gigante de James  Dean, Rock Hudson, Pinocho, Los Tres Caballeros de Walt Disney. Los cines y teatros, el cine América, el Actualidades, al aire libre, con su cruz suástica en el piso,  sus tandas  para caballeros populares  de 10 centavos,  los gritos  cuando había alguna interrupción de ´´Felipe Suelta la Botella´, ´ el  cine Fausto o Luque, el cine  Blanco, con su ventanilla al palacio del durofrío.   En una ocasión después  de las 12 de la noche intentaron dar una película porno solo para hombres  y  se formó tal quilombo, que tuvieron que suspenderla y devolver el dinero a los asistentes;  luego supimos que no le pagaron a la policía lo suficiente. El  cine Campoamor de mi viejo vecino Paví Jiménez con  los valses de Strauss en sus intermedios, siempre me dejaba entrar gratis  cuando él estaba en la puerta, me trató con respeto desde que yo era un niño,  ya adulto  cada vez que iba a Guantánamo lo visité en su casa  y cultivé su amistad hasta sus ultimo días; el Cine  Oriente  al lado de la zona de tolerancia siempre lleno de mujeres y tahúres.
 En periodos de la zafra azucarera  las compañías artísticas que nos visitaban,  una asidua por el  año de 1953 era la de  la de Enrique Arredondo y muy concurrente la de la bella  Angelita Castany junto a su padre,  por lo regular utilizaban el teatro Campoamor.
 Enrique Arredondo a  finales es de 1930 une esfuerzos con Federico Piñero y surge la compañía Piñero-Arredondo e  inician una  turné por la Isla. Los primeros quince días formaron parte del elenco Candita Quintana. La turné fue un verdadero fracaso en cuanto a las recaudaciones, con un anecdotario, en el que hoy día entre risas, nos revela también los sinsabores de estos conjuntos trashumantes. Arredondo, en los años cuarenta va conquistando el público del interior del país, es capaz de llenar los teatros provinciales a ese teatro,  venía también artistas de renombre como  Luisito Aguilé,  un  argentino cantante   muy popular.
El teatro Campoamor muy antiguo tenía  pinturas  en todo el techo de estilo romano,  a mí me impresionaron  mucho estas pinturas, pues  en ese entonces el lugar estaba abandonado, yo tendría unos 6-7 años y fui a verlo junto a mi padre que estaba en la búsqueda de un lugar para  garaje de venta de accesorios  de automóviles, pero no le gustó para ello. Ese teatro lo inauguró la compañía de ópera de María Barrientos y se llamó Apolo,  en 1914.
La panadería Modelo, con sus brazos de gitano y dulces finos de mi vecino  García,  casado con una  bonita muchacha  hermana de los  Quevedo;   Agustín y Raúl  condiscípulos de los  Colegios Internacionales del  Cristo; la panadería  de José  Malet frente al banco Núñez,   de este decían que era familia o padre de Eusebio Mujal Barniol,   personaje de la corrompida política cubana. 
Eusebio Mujal inició una ascendente carrera política saturada de fraudes y cañonas para imponer a sus candidatos en las elecciones de 1944 cuando de la Junta Electoral de Guantánamo desaparecieron diez mil boletas   salió electo senador,  gracias a que compró a todos los delegados del PRC de Guantánamo,  rejuego que afectó al vicepresidente de este partido allí Gualberto Olivares Speck,  una familia de mulatos que fueron alcaldes,  abogados,  el quien también aspiraba y quedó como suplente. Gualberto impugnó el resultado ante el tribunal con la presentación de una copia de la página del libro donde se registró el arribo de Mujal a la Isla, pero Mujal no se cruzó de brazos, encomendó quemar el libro a Fermín Morales,  un proxeneta de Caimanera a quien en pago situó poco después como alcalde de Guantánamo.
 El  alcalde  Ladislao Guerra Sánchez era el alcalde, ex catedrático de la Escuela de Comercio,  ex empleado de la Guantánamo Sugar Company, cuando el golpe de estado el 10 de marzo de 1952, no fue sustituido de sus funciones,  este se sumó al golpe pero fallece el 8 de diciembre  de ese año, pienso que hizo algunas cosas buenas: un albergue nocturno,  una carpintería del municipio y el vivac municipal; la población no tenía mala opinión de este hombre.
 Fermín Morales Ferreira es nombrado alcalde,  este está ligado a Mujal del partido laborista en tanto Francisco Aguirre Vidaurreta,  otro de sus secuaces,  se encargó de viajar a Cataluña y mediante el abono de cinco mil dólares compró un acta de defunción de Mujal y después en Santiago de Cuba por igual precio la de nacimiento, así se hizo cubano.
El aeropuerto de Guantánamo estuvo en el barrio de Santa María por muchos años, tenía una pista  de tepe, no muy grande,   donde aterrizaba  un DC-3 que volaba regularmente a varios puntos de la provincias oriental:   Ciego de Ávila,  Camagüey,  Manzanillo,  Preston,  Cayo Mambí, Antilla ,Baracoa  y  La Habana. Cuando yo fui alumno de los Colegios Internacionales del Cristo, viajaba junto a mi padre por esta vía a Santiago de Cuba,  pero una vez el crecimiento de Guantánamo se construyó otro en Los Caños con una pista de aterrizaje que permitía dar servicio a los aviones de más capacidad. Este tenía una de las pistas de aterrizaje y despego mejores y más grandes del país de aquellos momentos
La finca de los Osle en la carretera de Guantánamo a Caimanera tenía la mayor cantidad de terreno, el cual colindaba con Base Naval y poseía una gran cantidad de ganado de varias razas. La finca San Andrés S.A del Central Ermita en la carretera de Guantánamo a Santiago de Cuba,  Río Frío,  propiedad de norteamericanos que eran los dueños del central Ermita. El dueño Sumer Pingues  no tenía tanta cantidad de ganado, pero este era de mucha mejor calidad pues importaban los toros padres directamente de Los Estados Unidos de América,  poseía pista de aviación donde aterrizaban  aviones  de carga en Río Frío,  allí se daban ferias, rodeos, y venían de los EEUU muchos americanos en aviones. La Guantánamo Sugar Company adquirida a través de su presidente William G Greebie de 72 caballerías en la zona de Filipina desarrollaron el pasto y el forraje  para la ganadería.
La finca cafetalera  Olimpo de Bayate de Santiago Isidro Aladro, su hijo también mi condiscípulo  del Cristo. Santiago en unión del norteamericano Albert Ecson crean una compañía industrial la Egipto la que dedicaron a la producción de materiales de la construcción.
 Las playas más populares eran Tortuguilla, Yateritas, y El Uvero, donde muchos guantanameros tenían casa de verano. La playa de Yateritas era inmensa, pero la arena era gruesa, pedregosa, y de color pardo, mientras que El Uvero ofrecía una arena blanca y fina. En las afueras de esta playa había un arrecife a todo su largo, que la convertía como en una piscina natural, carente de olas. En la playa de Yateritas celebraban anualmente carnavales, para los que elegían la Reina del Carnaval y sus damas. En las playas Yateritas, Tortuguilla,  los que podían hicieron casas de veraneo, como hemos dicho, otros solo íbamos de excursión. Mi padre era partidario de llevarnos a Puerto Escondido, Canchera  y Arroyo de la Costa,  playas en la periferia de la Base Naval, allí  había venados, puercos jibaros, unos burritos en estado salvajes y en la playa se capturaban tortugas carey y cangrejos , allí no iba casi nadie por la distancia y la estancia de varios días acampados ya que no permitía ir y regresar el mismo día había que pasar el río Guantánamo,  muy cerca de una patana, un punto guarda frontera que los americano tenían en el río.
 Cuando llegó  el carro de bombero adquirido por el municipio un Hispano Suizo,  parecía un juguete grande, los incendios de la ferretería de Manolito en Pedro A. Pérez y Carretera, de la Salamanquina siempre eran de noche, el Pru de Bartolo en los corredores del garaje del viejo, los juegos de dominó del negro África y Pichicoque, las discusiones políticas por los ortodoxos y las simpatías por Chivas, la llegada de  aquel negro de 400 libras Sandino a la estación de Caimanera que decían tenía un prostíbulo en ese poblado. Romilio mi barbero de siempre, él me picó la larga melena de la serranía. Los días de San Juan  íbamos a los ríos a bañarnos en pandilla, en semana santa las prohibiciones de no barrer  y demás tabúes,  se quemaban muñecos  decían que eran los judíos que mataron a Cristo.
 Los suburbios estaban llenos de lugares que les decían casas de citas, el foquito rojo era el símbolo, no sé de dónde surgió esta costumbre del bombillito rojo, pues podía entenderse como peligro, aunque las farmacias de turno también lo utilizaban.
 Existían casas de citas donde había que llevar la mujer, eran una especie  de motelitos, en otros las había y cobraban una tarifa mayor que en la zona, estos lugares no estaban dentro de la periferia de la zona de tolerancia; algunas de estos prostíbulos eran tolerados, como el de una mujer bonita que tenía una casa con mujeres y bebidas, Magali, amante del jefe de la plaza de la guardia rural, el capitán Franco,  al que le decían Agustín Lara por el parecido físico nada envidiable que tenía con el artista mexicano.
La zona de tolerancia, creo la más grande del archipiélago,  era la de mi pueblo, pero le dedico a este tema otras páginas.  Así eran casi todos los pueblos de esta bendita isla en que nos tocó vivir.
 Yo por esa época  estaba  al lado de los vaqueros, un día entrecerré los ojos, entrelacé  las manos  sobre la cabeza, medité sobre las cosas del mundo, las gentes, la justicia, los ricos, los pobres,  los indios,  sobre  el negrito que salía en las películas norteamericana que bajaba los ojos al hablar con un blanco  y tenía  el lenguaje  corporal  de abrir desmesuradamente los ojos, siempre actuaba de maletero en los trenes o sirviente, era una caricatura del hombre negro.  Ébano el negro ayudante de Mandraque el mago, de Gualy el negrito de Tarzán, el indio del llanero solitario y una cadena más de interminables ayudante de  tercera clase  y así la cadena de cosas injustas e impuesta a mi alrededor  y  decidí pasar al lado de los indios.
Un día alguien en la calle dijo ———hemos retrocedido 30 años,  Batista  tomó Colombia—— empezamos en la quietud de la noche a escuchar explosiones, la sangre joven corrió en el pueblo, los policías y los guardias se convirtieron en asesinos,  ya todo es solo un recuerdo,  fue  antes del 1959, pero llegó el    Comandante y mandó a parar. Así las cosas de aquellos tiempos.